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Anticipando Ramadán

Anticipando Ramadلn

 Ramadán está a la vuelta de la esquina. Será una gran bendición para aquellos de nosotros que vivamos para verlo y recoger sus invaluables frutos. Este es un tiempo de Taqwa (piedad), de Iman (fe), y de Ihsan (excelencia en la adoración). Es un tiempo para la renovación de la fe, para una renovación de nuestro compromiso con Al-lah, el Todopoderoso, para recargar nuestras almas para hacer frente a las batallas que el nuevo año nos depara. Sin embargo, este Ramadán pasará para muchos sin siquiera sentirlo. ¡Qué gran pérdida para aquellos que ni siquiera lo sientan! ¡Y cuán afortunados son aquellos cuyas noches sean bendecidas con lágrimas de amor y temor, y sus días con la dulce hambre y sed del ayuno!

Al-lah, el Todopoderoso, rompe la monotonía de la vida humana estableciendo tiempos y lugares que Él, en Su infinita sabiduría y conocimiento, ha hecho especiales o “Mubarak” (benditos), que poseen el toque especial de la Barakah de Al-lah (bendiciones de Al-lah). El concepto de “Barakah” es extremadamente importante ya que aparece muy frecuentemente en el Noble Corán y las narraciones proféticas.

El Concepto de Barakah tiene una especie de misterio inherente. El siervo devoto no sabe con exactitud cómo, cuándo y en qué forma se incrementará lo prometido o la aceptación descenderá; por lo tanto, se mantiene expectante sobre aquella recompensa que aún no ve y sigue adelante, continúa esforzándose por alcanzarla. Ella está escondida en algunos momentos de la noche, en algunos bocados de comida, en algunos días de la semana, algunos meses del año, y en algunas ciudades o lugares del mundo. Nadie lo sabe, sino sólo el Omnisapiente, Al-lah, el Todopoderoso.

Incluso una mirada superficial a la historia de diferentes culturas muestra que los seres humanos tienen un instinto atemporal para separar lo especial de lo mundano y para distinguir lo sagrado de lo profano. Esta distinción ha constituido la esencia de la adoración en todas las sociedades humanas, primitivas o modernas. En la verdadera religión de Al-lah, el Todopoderoso, toda la devoción y adoración se dirige a Al-lah y únicamente a Él. Sin embargo, para romper nuestra rutina, para captar nuestra atención, para desafiar nuestro intelecto, para saciar nuestra sed espiritual y, finalmente, para satisfacer nuestra necesidad instintiva de adoración, devoción y amor, Al-lah, el Todopoderoso, ha escogido para nosotros, por Su sabiduría, símbolos tangibles. Estos símbolos de tiempo y espacio, de momentos sagrados y lugares benditos, son una ayuda para nuestra adoración. Ramadán es quizás el más rico, el más grande y el más cargado de estos símbolos.

La moderna sociedad secular ha hecho estragos en este sentido de santidad, dejándonos sin los símbolos y su espiritualidad y misterio. Rodeados por edificios, carros, computadores, autopistas y aparatos hechos por el hombre, nos hemos olvidado del Creador de los artífices de dichas trivialidades. A menudo los correos electrónicos se anteponen a la oración, la ficción barata desplaza al Corán, las revistas de moda remplazan a los libros beneficiosos, los programas de deportes en la televisión toman el lugar de cualquier momento de reflexión que pudiéramos tener. Tan es así, que el mes de Ramadán toma a muchos por sorpresa cuando en nuestro noticiero favorito anuncian que “los musulmanes están iniciando Ramadán mañana”.

Ramadán llega a muchos de nosotros sin provocar entusiasmo en el corazón o expectación en la mente. Toda la alegría de su espera y los recuerdos de su presencia son dejados de lado por el desorden de nuestras ocupadas vidas, por el eco de los susurros de Satanás.

Si estás ocupado, pero no necesariamente con mucho por hacer en términos de verdaderas responsabilidades en tu vida, es decir, que no hay Barakah en el tiempo y esfuerzos que inviertes, y no tienes ningún “tiempo libre” para reflexionar sobre el mensaje de Al-lah, entonces ten por seguro que quien te mantiene ocupado no es otro más que Satanás. La solución es fácil: busca el refugio de Al-lah. Pero el estar atento y preparado permanentemente para buscar el refugio de Al-lah es lo que se convierte en el reto más difícil. Los tiempos y lugares de Barakah especial nos ayudan a hacer precisamente eso.

No estés muy ocupado para Ramadán. Las cosas pequeñas como los anuncios de la mezquita sobre Ramadán y otros días y noches sagrados, conversaciones con tus familiares y amigos acerca de tus planes para leer el Corán, y el estímulo mutuo para realizar buenas acciones pueden hacer maravillas. Busca bendiciones haciendo un seguimiento de los días y los meses en el calendario islámico, ayunando los días recomendados, y dando paseos por el campo para reflexionar sobre la creación de Al-lah, el Todopoderoso. Aprende los dichos del Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, acerca de los tiempos bendecidos como Ramadán, e intensifica tu adoración, actos de devoción y súplicas durante esos tiempos. No te canses de pedir las bendiciones y la misericordia de Al-lah. Prepárate para encontrarte con Ramadán y aprovechar todos sus dones. Reza para que Ramadán te toque con sus incalculables bendiciones.

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