La Sirah del Profeta Muhammad, situación de los árabes

12/06/2008| IslamWeb

 

¿Cómo era Arabia antes del nacimiento del Profeta Muhammad, sallallahu ‘alayhi wa sallam?
 
Arabia es una península y está rodeada de agua por tres lados, pero la mayor parte de su territorio es desierto. La península arábiga está habitada por pueblos de origen semita llamados árabes. Antes del nacimiento del Profeta Muhammad, sallallahu ‘alayhi wa sallam, había algunos árabes cristianos en el sur de la península y algunos judíos en el oeste; pero la mayoría de los árabes adoraban a los ídolos, o sea que eran idólatras.
 
La Meca
 
La principal ciudad de la península era La Meca (Makkah). En ella se encontraba la Ka’ba, que fue el primer lugar construido en la Tierra para adorar a un solo Al-lah. La Ka’ba fue construida por el Profeta Adam (Adán), la paz sea con él, y fue reconstruida por el Profeta Ibrahim (Abraham) junto con su hijo Isma’il (Ismael), la paz sea con ambos. Isma’il era también profeta y le enseñó a la gente de La Meca a adorar a un solo Al-lah, según la religión de Ibrahim, su padre.
 
La idolatría
 
Mucho tiempo después de la muerte de Isma’il, la paz sea con él, un hombre de nombre ‘Amer bin Luhai trajo por primera vez una estatua a La Meca, y convenció a la gente que adorara a ese ídolo. Así empezó la adoración de los ídolos, y en poco tiempo la mayoría de los árabes ya estaban adorando más de 300 ídolos (Asnam) colocados en la Ka’ba.
 
La moral de los árabes antes del Islam
 
Los árabes eran gente muy inteligente, pero el adorar a estatuas los hacía hacer cosas malas y horribles. Cada grupo de personas tenía su propio ídolo y tenían sus propias ideas de lo que era bueno y lo que era malo. También luchaban todo el tiempo entre sí y, en la mayoría de los casos, era por asuntos sin sentido. A pesar de todas estas cosas horribles, los árabes practicaban la generosidad, el respeto por los juramentos, tenían sentido del honor y no les gustaba la injusticia; tenían una voluntad fuerte, tenían paciencia, vivían una vida sencilla y respetaban fuertemente los lazos familiares.
 
Los Hunafa’
 
Había un pequeño grupo de árabes en La Meca que sólo adoraban a Al-lah, tal y como había enseñado Ibrahim, la paz sea con él, y eran conocidos con el nombre de Hunafa’. Los Hunafa’ no participaban en los actos idólatras que realizaban sus paisanos, pero tampoco predicaban sus propias creencias.
 
Los Qurashitas
 
La ciudad de La Meca estaba gobernada por una tribu de descendientes de Isma’il, la paz sea con él, conocida con el nombre de Quraish. Los Qurashitas eran comerciantes y se aprovechaban de los peregrinos idólatras -como ellos- que venían a La Meca para visitar a los ídolos en la Ka’ba, obligándolos a comprarles mercancías que no necesitaban. Los Qurashitas estaban a cargo de la Ka’ba, y de darles de comer y beber a los peregrinos. Los Qurashitas eran considerados por los demás árabes como la tribu más honorable y poderosa de Arabia, y por eso los respetaban mucho.
 
Los Banu Hashim
 
El Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, pertenecía a una familia respetada, pero pobre, de los Qurashitas de nombre Banu Hashim. El líder de los Banu Hashim era el abuelo del Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, y su nombre era ‘Abdul Muttalib. Los Banu Hashim eran descendientes de Ibrahim, la paz sea con él, y vivían todos juntos en un solo barrio de La Meca. ‘Abdul Muttalib era un hombre generoso, noble y honrado; pero adoraba a los ídolos, y a Al-lah no le gusta la idolatría.
 
El año del elefante (‘Am Al-Fil)
 
En el año 571 d. C., un hombre etíope de nombre Abraha conquistó el Yemen, que queda al sur de la península arábiga. Abraha era muy intolerante y quería que todos los árabes se hicieran cristianos, así que construyó una gran iglesia en la capital del Yemen para que todos los árabes abandonaran a la Ka’bah y peregrinaran a su iglesia. Pero su plan no resultó; Abraha se llenó de soberbia e ira y decidió destruir la Ka’ba. Marchó con un ejército de más de 60 mil soldados y varios elefantes. Cuando llegaron a las afueras de La Meca, sus habitantes escaparon despavoridos ante semejante ejército y tan gigantescos animales. Solamente el abuelo del Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, decidió salir a entrevistarse con Abraha. ‘Abdul Muttalib le dijo a Abraha que le devolviera sus ovejas, pues se ejército se las había robado. Asombrado, Abraha le dijo: “¿Sabes que vengo con este ejército y los elefantes para destruir la Ka’ba, y en lo único que piensas en el tus ovejas? ‘Abdul Muttalib respondió con tranquilidad: “La Ka’ba tiene un Señor (Al-lah) que la protegerá; yo sólo soy el dueño de mis ovejas, así que dámelas”. Abraha le devolvió las ovejas y ‘Abdul Muttalib se marchó. Al día siguiente, Abraha marchó con su ejército contra la Ka’ba; pero, milagrosamente, sus elefantes se resistían a continuar caminando. Finalmente, Al-lah envió unos pequeños pajaritos a los que llamó Ababil; ellos cargaban unas bolitas de arcilla, las cuales dejaron caer sobre el ejército de Abraha destruyéndolo por completo. Los pocos soldados que sobrevivieron escaparon, pero murieron luego, lo mismo le pasó a Abraha. Debido a lo maravilloso de este acontecimiento, los árabes decidieron llamar a ese año “el año del elefante”.
 
El nacimiento del Profeta Muhammad, sallallahu ‘alayhi wa sallam
 
El padre del Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, se llamaba ‘Abdullah; y su madre, Ámina. ‘Abdullah murió antes que naciera el Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, así que nació huérfano de padre. El Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, nació un lunes por la mañana, el día nueve del mes lunar de Rabi’ Al‑Awwal, el mismo año que tuvo lugar el incidente del elefante, un 20 ó 22 de abril del año 571 d. C.
 
La madre del Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, relató que cuando él nació, una luz intensa salió de ella que iluminó los palacios de Siria y se podían ver los cuellos de los camellos en Irak.
 
Su madre mandó inmediatamente a informarle a su abuelo, ‘Abdul Muttalib, tan alegre suceso, quien Muy feliz se acercó a ella, tomó al bebé y lo llevó a la Ka'ba, donde alabó y agradeció a Al-lah. ‘Abdul Muttalib lo llamó Muhammad, un nombre que no era común entre los árabes de esa época. Le realizó la circuncisión en su séptimo día, como era costumbre entre los árabes.
 
El nombre completo del Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, es: Muhammad hijo de ‘Abdula hijo de ‘Abdul Muttalib, descendiente de Ibrahim, la paz sea con él.
 
 

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