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{[Oh, Muhammad] Deja que Yo me encargaré de aquel que he creado, y vino al mundo solo} (parte 2 de 2)

{[Oh, Muhammad] Deja que Yo me encargaré de aquel que he creado, y vino al mundo solo} (parte 2 de 2)

Ibn ‘Ashur dijo: “Hubo acuerdo por parte de los eruditos, en que eso fue lo que dijo Al Walid Bin Al Muguira y es a él a quien Al-lah se refiere en esa aleya”. Ibn Kazir comentó: “En este verso Al-lah reprende a esta persona sucia, que renegó de todas las bondades que Al-lah le concedió en este mundo, porque en vez de creer, desmintió y fue ingrato; además, inventó una gran mentira al alegar que lo que había escuchado de Muhammad era de origen humano (luego de haber comprobado por sí mismo que era imposible que los hombres produjeran algo tan excelso)”. Al Wahidi, en Asbab An-Nuzul, trajo a colación el relato que anteriormente expusimos como motivo de la revelación de los versos de los que estamos hablando.

El Corán fue uno de los factores más relevantes que llevaron a que muchas personas aceptaran el Islam, algo que sustenta este hecho es el testimonio de Anis Bin Yunada Al Gafari antes de su conversión al Islam, cuando su hermano, Abu Dar le preguntó por los alegatos en contra de Muhammad que había escuchado, este le respondió: “Dicen que es un poeta, un adivino y un hechicero”, Anis era un gran poeta, así que continuó: “Yo he escuchado lo que hablan los adivinos y sé que lo que él, Muhammad, recita no es igual. He comparado sus palabras con toda clase de la más excelsa poesía y no hay nada que se le iguale… juro por Al-lah que él dice la verdad y ellos mienten” (Muslim). Al Bujari registró de Yubair Bin Mat’am, que Al-lah esté complacido con él, que dijo: “A la hora del Magrib escuché al Mensajero de Al-lah, que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, recitar la Sura At-Tur (la número 52), esas palabras fueron las primeras que se alojaron en mi corazón”.

Ibn Hisham y otros más registraron en la Sira que At-Tufail Bin Amru Ad-Dausi, líder de la tribu de los Daus, quien además era un poeta muy habilidoso, al llegar a La Meca, encontró que los que no habían creído de la gente de Quraish se acercaban a él y lo prevenían de escuchar a Muhammad, lo que hizo que se pusiera algodón en sus orejas para que así no pudiera escuchar nada del Corán. Sin embargo, Al-lah tenía otros planes e hizo que lograra escuchar algo de Su Palabra, apenas las oyó, su corazón se despertó y abrazó el Islam, y dijo: ‘Por Al-lah, jamás había escuchado unas palabras tan maravillosas’”.

El Corán también fue motivo de la conversión de Usaid Bin Hudair y Sa’d Bin Mu’adh, que Al-lah esté complacido con ambos, cuando lo escucharon de Mus’ab Bin ‘Umair, que Al-lah esté complacido con él. Todos estos personajes que mencionamos o eran de Quraish, o eran de alguna tribu árabe, conocedores de su idioma y la elocuencia de la poesía, bases que les demostraron la superioridad milagrosa, idiomática y elocuente del Corán.

Al Walid Bin Al Muguira quedó registrado en la historia como la persona que pese a haber reconocido la superioridad del Corán, su milagro, su elocuencia, y que no podía ser producto de la mente humana, rechazó el su llamado, y por eso Al-lah reveló las aleyas que inician con: {[Oh, Muhammad] Deja que Yo me encargaré de aquel que he creado, y vino al mundo solo}. Un testimonio que confirma que tanto los creyentes como los detractores ratifican el origen milagroso del Corán.

El Qadi ‘Iyad dijo: “El Corán y todo lo que contempla es reconocido como milagroso, incluso por sus detractores, como Al Walid Bin Al Muguira, quien dijo: ‘Por Al-lah, sus palabras son dulces y hermosas, al oírlas se nota su gloria, son frases que superan toda belleza, pero no pueden ser superadas por nada… aplastan a todas las demás. No pueden ser producto del ser humano’. Su milagro es reconocido por su abundancia de palabras, el esplendor de su composición, su excelsa elocuencia, el orden de sus versos, la brillantez de su forma de resumir las cosas… Su sabiduría no necesita ser demostrada”.

La sira del Profeta Muhammad es la puesta en práctica de la revelación, el Corán y la Sunna, por lo que su estudio y comprensión ayudan a entender correctamente la Palabra de Al-lah, ‘Azza wa Yalla, y las palabras del Mensajero de Al-lah, que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él; pues muchas de las aleyas del Corán y de los hadices del Profeta solo pueden ser entendidos a través del conocimiento contexto y los acontecimientos en los que fueron revelados y expresados. Al Wahidi dijo: “No es posible interpretar una aleya del Corán sin detenerse a revisar la historia que hay detrás de ella y el motivo de su revelación”. 

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