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La mujer musulmana y el trato hacia sus parientes

La mujer musulmana y el trato hacia sus parientes

El Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, solía reafirmar la prioridad otorgada al trato cortés hacia los parientes en toda oportunidad. Cuando fue revelada la aleya (que se interpreta en español): {No alcanzaréis la piedad verdaderamente hasta que no deis [en caridad] de lo que amáis...} [Corán 3:92], Abu Talhah fue hacia donde estaba el Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, y le dijo: “¡Oh, Mensajero de Al-lah! Al-lah Dice: {No alcanzaréis la piedad verdaderamente hasta que no deis [en caridad] de lo que amáis...} La más amada de mis posesiones es Bairaha' (un huerto de dátiles), que ahora entregué como sadaqah a Al-lah, esperando almacenar recompensas con Él. ¡Mensajero de Al-lah!, dispón del mismo como desees". El Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, dijo: “Has hecho el mejor negocio con tu propiedad. Escuché lo que decías y creo que tendrías que dividirlo entre tus parientes". [Bujari y Muslim] Abu Talhah, que Al-lah Esté complacido con él, dijo: “Haré eso, Mensajero de Al-lah”. Más tarde, él dividió su huerto entre sus parientes y primos paternos.
El Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, evocó los lazos de parentesco cuando prescribió el buen trato al pueblo de Egipto, como está registrado en el hadiz narrado por Muslim: "Vosotros conquistaréis Egipto, conocida como la tierra de Al Qirat (es decir, donde son acuñadas las monedas). Cuando la conquistéis, tratad al pueblo de buena manera, porque ellos tienen protección (dhimmah) y lazos sanguíneos (rahim)". O: "...protección y relación por matrimonio (sihr)".
Los eruditos del Islam explicaron que el rahim se refiere aquí a Hayar (Agar), la madre de Isma‘il (Ismael), y el sihr se refiere a Mariah, la madre del hijo del Profeta Ibrahim, ambas procedentes de Egipto.
¡Qué demostración de lealtad, fidelidad y buen trato que se extiende a los parientes consanguíneos y compatriotas de estas dos nobles mujeres a lo largo de los siglos! La musulmana que escucha estas sabias enseñanzas del Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, no puede sino tratar bien a sus parientes, ofreciéndoles su sincero amor, estando en permanente contacto con ellos y tratándolos con amabilidad y respeto.
La musulmana trata bien a sus parientes aunque no sean musulmanes
Cuando la mujer musulmana examina la guía del Islam, ve que alcanza nuevas cimas de gentileza y humanidad al prescribir a sus seguidores el mantenimiento de los vínculos de parentesco, aunque sus parientes sigan una religión distinta a la del Islam. ‘Abdullah Ibn ‘Amr Ibn Al ‘As, que Al-lah Esté complacido con él, dijo al respecto: "Escuché decir abiertamente al Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam: ‘La familia tal y tal no son mis amigos, puesto que mis amigos son Al-lah y los creyentes justos. Pero ellos tienen vínculos sanguíneos conmigo que reconoceré y mantendré’ [Bujari y Muslim]".
Cuando fue revelada la aleya (que se interpreta en español): {Y advierte primero a tus familiares de entre tu pueblo.} [Corán 26:214], el Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, convocó a Quraish. Al poco tiempo, ellos se reunieron y él se dirigió a ellos en términos generales y específicos a la vez: "¡Oh, Banu Ka‘b Ibn Lu'ai! Salvaos del fuego. ¡Oh, Banu Murrah Ibn Ka‘b! Salvaos del fuego. ¡Oh, Banu ‘Abd Ash-Shams! Salvaos del fuego. ¡Oh, Banu ‘Abd Al Manaf! Salvaos del fuego. ¡Oh, Banu Hashim! Salvaos del fuego. ¡Oh, Banu ‘Abd Al Muttalib! Salvaos del fuego. ¡Oh, Fatimah! Sálvate del fuego. Yo no puedo hacer nada para protegeros del castigo de Al-lah, pero existen lazos de parentesco entre nosotros que reconoceré y mantendré". [Muslim]
Las enseñanzas del Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, alcanzaron los corazones de los primeros musulmanes, tanto hombres como mujeres, y tuvieron un efecto sobre ellos, para que fueran compasivos con sus parientes no musulmanes. Una evidencia de esta aseveración puede ser percibida en el relato dado por Ibn ‘Abd Al Barr y por Ibn Hayar, quienes describen cómo una criada de Umm Al Mu'minin Safiah se presentó ante el Califa ‘Umar Ibn Al Jatab, que Al-lah Esté complacido con él, y le dijo: "¡Oh, Amir Al Mu'minin! Safiah ama los sabt (los sábados, implicando el Sabbat) y trata bien a los judíos". ‘Umar mandó buscar a Safiah y le preguntó acerca del tema. Ella respondió: "Con respecto al sabt, no lo he querido desde que Al-lah lo reemplazó por el yumu‘ah (viernes). En cuanto a los judíos, tengo parientes entre ellos con quienes mantengo los vínculos de parentesco". Luego se volvió hacia su esclava y le preguntó quién la había hecho decir tal mentira. La esclava respondió: "Shaitan". La respuesta de Safiah fue: "Vete, eres libre".
‘Umar, que Al-lah Esté complacido con él, no vio nada de malo en darle a su medio hermano mushrik (a través de su madre) una vestimenta que el Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, le había enviado.
Por ello, la musulmana ve que aquel manantial de emoción humana no se seca cuando una persona pronuncia la Shahadah; sino que, más bien, su corazón rebosa de amor y buen trato hacia sus parientes, aunque éstos no sean musulmanes. La expresión del Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam: "...pero hay lazos sanguíneos entre nosotros, que reconoceré y mantendré” (literalmente 'irrigare'), es un ejemplo de la elocuencia árabe, una metáfora en la cual el lazo de sangre (rahim) está vinculado a la tierra, y es "irrigado" para que crezca y dé frutos de amor y pureza. Sin embargo, si este es interrumpido, se vuelve estéril y solamente produce odio y rencor. La verdadera musulmana se encuentra en buenos términos con todos y es querida por todos, ya que ellos perciben las buenas características que ella manifiesta.
El Islam nos estimula a tratar a nuestros padres con cortesía y respeto, aunque sean mushrikun, y en este artículo hemos visto cómo nos estimula a tratar a nuestros parientes de la misma buena manera, aunque ellos tampoco sean musulmanes, siempre basándonos en la gentileza, la humanidad y misericordia que esta religión trae a toda la humanidad: Dice Al-lah (lo que se interpreta en español): {Y no te enviamos [¡Oh, Muhammad!] sino como misericordia para los mundos.} [Corán 21:107]
Comprende completamente el significado de mantener buenas relaciones con sus parientes
El mantener buenas relaciones con los parientes a veces puede involucrar gastar dinero para el alivio de la pobreza y de algunas penurias; otras veces puede significar hacer visitas para fortalecer los vínculos de amor, o hablar y sonreír afectuosamente, ofreciendo una cálida bienvenida, o dar un consejo, mostrando compasión, o efectuando un gesto desinteresado...es decir, actos de bondad que despertarán e incrementarán los sentimientos fraternos de amor, compasión, y apoyo mutuo entre parientes.
De allí que el Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, instara a los musulmanes a sostener los vínculos sanguíneos, aunque fuera del modo más sencillo: "Mantened vuestros vínculos sanguíneos, aunque sea simplemente con un saludo (diciendo: Assalam ‘alaikum)".
No rompe el contacto con sus parientes a pesar de la actitud de estos
La musulmana con el alma llena de las verdaderas enseñanzas de esta religión, mantiene el contacto con sus parientes y no lo interrumpe.
Ella no trata a sus parientes como ellos la tratan, manteniendo el contacto si sus parientes lo mantienen e interrumpiéndolo si ellos lo interrumpen. La musulmana es alguien que siempre mantiene buenas relaciones con sus parientes, porque al hacerlo busca la complacencia y recompensa de Al-lah, y no un trato igual como respuesta. De esta manera, ella establece el más elevado ejemplo de ese refinado comportamiento humano que al Islam le interesa infundir en las almas de los hombres y mujeres musulmanes. Es, de hecho, un nivel muy difícil de alcanzar, excepto para quienes Al-lah guió y quienes se dedicaron a procurar Su complacencia. La musulmana verdaderamente guiada por las enseñanzas de su religión, está entre este noble grupo de mujeres deseosas de tratar a sus parientes de buen modo, en conformidad con las enseñanzas del Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, quien dijo: "Quien mantiene una relación con sus parientes sólo porque ellos la mantienen con él, no está sosteniendo verdaderamente los vínculos de parentesco. El que sostiene verdaderamente estos vínculos, es quien lo hace aunque los demás rompan la relación".
Ésta es la elevada actitud humana a la cual el Islam quiere que aspiren todos los musulmanes, sean hombres o mujeres, en las relaciones con sus parientes. En consecuencia, el Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, reforzó los atributos de amabilidad, paciencia y tolerancia en los musulmanes; especialmente, en el caso de quien trata bien a sus parientes y no recibe nada a cambio, más que el rigor, el maltrato y la crueldad. El Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, expresó que Al-lah es Quien da un buen trato y no recibe un trato similar a cambio, y también trazó un escalofriante cuadro del castigo que le espera a la persona de corazón duro que severamente niega y quebranta los vínculos de parentesco.
Un hombre se presentó ante el Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, y dijo: “¡Oh, Mensajero de Al-lah! Tengo parientes con quienes trato de mantenerme en contacto, pero ellos me evitan. Yo los trato bien, pero ellos son desconsiderados conmigo; soy paciente y amable con ellos, pero ellos me insultan". El Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, dijo: "Si tú eres como dices ser, entonces, es como si tú pusieras polvo caliente en sus bocas. Al-lah continuará apoyándote mientras continúes haciendo esto". [Muslim]
¡Cuán importante es el mantener buenas relaciones con los parientes! Y ¡Cuán fuertemente pesará esto en la balanza del creyente! ¡Cuán desafortunados son aquellos que no lo hacen y cortan los vínculos de amor y fraternidad! ¡Cuán grande será la recompensa de la mujer que trate bien a sus parientes y soporte la severidad de estos con paciencia, de modo que Al-lah la Apoye en contra de ellos, llenando su corazón de paciencia cuando la traten con maldad, y ayudándola a perseverar en su noble actitud! ¡Cuán grande es el pecado de aquellos hombres y mujeres que rompen su relación con sus parientes, de manera que el Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, comparó a dichas personas con alguien que come polvo caliente, como castigo por haber interrumpido los lazos, mientras otros procuran mantenerlos!

La fiel musulmana es quien mantiene la relación con sus parientes a pesar de las circunstancias. No la interrumpe aunque sus parientes rompan sus relaciones con ella. Por eso, busca la complacencia de su Señor, elevándose por encima de las cuestiones insignificantes que puedan surgir entre sus parientes de vez en cuando. Y también, evitando los asuntos triviales que mantienen ocupada la mente de la gente inferior y llenan su corazón de odio. Ella cree que está por encima de ese nivel de asuntos insignificantes y necios que anulan las buenas acciones y afectan la pureza de los lazos de parentesco. A ella nunca se le ocurrirá caer hasta tal nivel, pues conoce las palabras del Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, quien dijo: "El lazo sanguíneo (rahim) está suspendido del trono de Al-lah, y dice: ‘A quien me apoye, Al-lah lo apoyará; y a quien me excluya, Al-lah lo excluirá’". [Bujari y Muslim]

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