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Üm Sa’d, gran sabia de las 10 formas de lecturas del Corán

Um Sa’d, gran sabia de las 10 formas de lecturas del Corán

Cuando Um Sa’d terminó de memorizar todo el Corán a la edad de 15 años, fue a donde la Shaijah Nafisah Bint Abu Al ‘Ala, la gran erudita de las recitaciones del Corán de su época, para pedirle que le enseñara la ciencia que ella bien conocía. La Shaijah Nafisah le puso como única condición que no se casará nunca, pues ya con anterioridad muchas mujeres habían iniciado estudios con ella, pero una vez y se casaban, abandonaban los estudios y descuidaban el Corán.
Antes de continuar es importante aclarar que el celibato en el Islam no es una obligación religiosa, principalmente porque no se acepta la vida monacal. Ahora bien, si un musulmán o musulmana por voluntad propia decide no casarse porque quiere entregarse a su profesión sea cual sea, y sabe que no tiene riesgo alguno de caer en la fornicación, lo puede hacer sin ningún problema.
Um Sa’d aceptó su condición, la Shaijah Nafisah fue quien la motivó, pues ella misma nunca se casó pese a que muchos hombres pidieron su mano en matrimonio. No se arrepintió de haber tomado esta decisión, por el contrario su cara se llenaba de complacencia al mencionar que por el Favor y la Benevolencia de Al-lah, toda persona que en la ciudad de Alejandría, Egipto, había obtenido un certificado en cualquier forma de lectura del Corán había sido su estudiante directamente, o, por lo menos de alguno de los que ella había adiestrado. Además, fue la única mujer especializada en su ciencia, a la que buscaban los recitadores y quienes habían memorizado el Corán, para obtener su certificación de conocedor de las 10 formas de recitación del Corán. El hecho de que su nombre aparezca, junto con el de su maestra la Shaijah Nafisah, que Al-lah le dé su perdón, en la cabecera de la cadena de memorización de cientos de certificados en esta especialización, es un motivo de orgullo y satisfacción personal, en especial porque aparece junto a los grandes de las lecturas como ‘Asim, Nafi’ Abu Omar, Hamzah, Ibn Kazir, Al Kasai’, Ibn ‘Amir, Abu Ya’far, Ia’qub, Jalaf… para finalmente terminar con a quien se le reveló el Corán, el Profeta Muhammad, sallallahu ‘alaihi wa sallam.
Ciega a los 77 años, fue la erudita más conocida en la ciencia de las formas de recitación del Corán, que por más de medio siglo enseñó y certificó a cientos de personas de ambos sexos y de diversas clases sociales. Iniciaba las clases para las mujeres en la mañana a las 8:00 hasta las 2:00 PM, luego seguía con las clases para hombres hasta las 8:00 PM, solo tomaba un pequeño descanso para comer.
Nació en un pequeño pueblo a las afueras del Cairo, en el seno de una familia humilde. En su primer año de edad sufrió una enfermedad en sus ojos, la cual fue tratada de manera tradicional, con aceites, aguas, hierbas, etc. Estos ingredientes complicaron su estado y provocaron que más adelante perdiera por completo su vista. Como costumbre de la gente de los pueblos en Egipto, cuando un hijo es ciego lo dedican a la memorización del Corán, así es que Um Sa’d llegó a la escuela de Ahmad Subh, y a la edad de 15 años terminó de memorizar todo el Corán. A los 23 años obtuvo el certificado de su maestra, la Shaijah Nafisa, en las 10 formas de recitación coránica. Cuando terminó sus estudios menciona que por el poco número de personas que memorizaban el Corán, sumado a que no habían estaciones de radio o televisión dedicadas a la transmisión del Corán, la gente acudía a ella y a su maestra para que recitaran en las ocasiones especiales, incluso frente a hombres. Hoy en día ella dice que ya no hay necesidad de que lo hagan las mujeres, pues las cosas han cambiado en comparación a las dificultades del pasado.
Era una maestra muy especial, dedicaba a cada uno de sus alumnos, grandes o pequeños, mujeres u hombres, profesionales o no, una hora diaria en la que venía y le leía lo que había memorizado, ella le hacía las correcciones necesarias en la forma de lectura que estuviera aprendiendo, hasta terminar por completo la memorización del Corán, tras lo cual, le otorgaba la certificación de que este estudiante había aprendido y leído el Corán ante ella de manera correcta según las reglas de la forma de lectura que había aprendido.
Decía: “60 años dedicada al Corán, a memorizarlo, repasarlo y enseñarlo, me permiten decir que no hay una sola letra de él que se me pase por alto. Yo memorizo muy bien cada Aleya, se a qué Sura y parte corresponde, que hay en común con otras Aleyas, y como se recita en cualquiera de las 10 formas de recitación. Siento que memorizo el Corán como mi propio nombre, no olvido el más mínimo detalle ni me equivoco o confundo, porque yo no conozco otra cosa más que el Corán y sus formas de recitarle, pues fue lo único que estudie”.
Respecto a sus estudiantes decía: “Me acuerdo de todos y cada uno de mis estudiantes, se quien se memorizo el Corán en una forma de lectura determinada y quien en las 10 formas, y estos últimos son pocos. Se cuántos certificados di sellados con mi sello particular, el cual no se lo di a nadie por más confianza que le tuviera. Algunos de mis estudiantes se ocuparon en sus propios asuntos y no los he vuelto a ver, sin embargo la mayoría si no vienen a visitarme están en contacto telefónico constate conmigo”. Son muchos los famosos recitadores del Corán que estudiaron con ella, algunos lograron estar en posiciones destacadas en concursos de memorización del Corán, de entre los más famosos podemos nombrar al Shaij Ahmad Nai’na’; otros son hoy en día profesores de esta ciencia y otorgan certificados, en los que aparece el nombre de su maestra, dentro de la cadena de las personas que transmitieron el Corán del Profeta Muhammad, sallallahu ‘alaihi wa sallam.
Muchos hombres dudaron en estudiar conmigo, incluso algunos no lo hicieron por ser yo una mujer, decía Um Sa’d, por esto el Shaij Muhammad Ismai’l, conocido erudito en la ciudad de Alejandría, emitió una Fatwa que le permitía a los hombres asistir a mis clases.
Respecto al más importante día de su vida, ella decía, que es el día en el cual uno de sus estudiantes terminaba la memorización del Corán en una de sus formas de recitación, y que pese a que más de trescientas veces otorgó su certificación, guarda copia de cada una, desde la primera hasta la última. Era toda una celebración, y por lo general su estudiante siempre le daba un presente en agradecimiento. Sin embargo el más especial de todos, fue el que le dio un grupo de sus alumnos para ir al Hayy, lo que le permitió estar en las tierras del Hiyaz (Meca y Medina) un año entero, en el que pudo otorgar varias certificaciones a estudiantes de otros países islámicos.
En cuanto a la condición que había aceptado de su maestra la Shaija Nafisah, de no casarse, la mantuvo hasta que aprendió todo lo que tenía que conocer de ella. Cuando comenzó a enseñar, su primer estudiante Muhammad Farid Nu’man, al recibir su certificación la pidió en matrimonio y ella lo aceptó, pues era una persona igual que ella, ciego y había memorizado el Corán siendo muy joven.
Um S’ad murió el Fayr del día 16 del mes de Ramadán del año de 1427 de la Hégira, correspondiente al 9 de Octubre de 2006, a los 81 años, que Al-lah le dé su perdón y misericordia.

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