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Lo que digo a mis hijos acerca de mí

Lo que digo a mis hijos acerca de mí

Este es un tema delicado, y es muy importante que nuestros hermanos y hermanas en el Islam mediten sobre el mismo.
Hermanas, estoy segura de que, en algún momento desde que aceptaron el Islam, han tenido muchas conversaciones al respecto. Tal vez alguien simplemente lo insinuó, pero con eso es suficiente.
Desde mi conversión o reversión al Islam, o como quieran llamarlo (lo que importa es que ahora soy musulmana, Al Hamdulil-lah, y declaro que “La Ilaha Il-la Al-lah”), me han dicho varias veces que debería esconder mi pasado; y, no lo olvides, ya no eres más una “americana”.
La insinuación era que antes de hacerme musulmana mi vida debió haber sido realmente pecaminosa. De hecho, recuerdo a alguien (más de uno en realidad) que incluso llegó a decir que debía cortar los lazos familiares con mis parientes no-musulmanes porque ellos eran “incrédulos”.
Todo esto es algo que siempre me ha molestado de sobremanera. No solamente por el hecho de ser totalmente antiislámico e ir en contra de todas las enseñanzas del Islam, sino porque implica que, debido a que fui criada por no-musulmanes, DEBO tener cosas pecaminosas qué esconder, mi vida pasada debió haber sido terriblemente vergonzosa y, no lo olvidemos, mi cultura debe ser mala.
Pero, ya que crecí como musulmana, habiendo abrazado el Islam más de 16 años atrás, me he dado cuenta de algunas cosas. He aquí una breve sinopsis de esas verdades:
v Todos estamos juntos en esto, pero algunos no lo quieren admitir. El hecho es que toda cultura tiene los mismos problemas. Así es. Árabes, pakistaníes y americanos, cualquier cultura. Todos cometemos pecados y todos hacemos obras virtuosas. Todos tenemos gente buena y gente mala a nuestro alrededor. Ninguna cultura, ningún pueblo es el dueño absoluto de la bondad.
v Una vez más, todos cometemos pecados. Cada cultura tiene su propia música (que habla de amor) y cada cultura tiene sus propias formas de usura e incluso su propia industria del sexo. Sí, así es. Entonces, si tú eres de esas personas que piensan que en un país “musulmán” no existe usura alguna o pornografía, mejor piensa nuevamente. La verdad es que cada quien consigue lo que busca, no importa a donde vayas; si buscas cosas buenas, seguramente las encontrarás, y viceversa.
Volviendo al tema, ¿por qué debería esconder mi pasado? ¿Por qué debo estar avergonzada de quién o qué era antes de abrazar el Islam?
Más importante, ¿por qué es que muchos (nacidos dentro del Islam) suponen que debo tener algo de lo cual avergonzarme?
Para ser franca, esto me hace enojar. Olvidemos el hecho de que se trata de un insulto directo a mi persona, también es un ataque sobre mi familia y sobre cómo ellos me criaron.
No lo sé, tal vez estoy equivocada, pero no muchas personas, incluyendo a aquellos criados como musulmanes, por padres musulmanes y en países “musulmanes”, pueden alegar ser una juventud islámica ideal, sin pecados. Una vez más, todos cometemos pecados. Los noviazgos informales no existen únicamente en América.
Como pasa con la mayoría de la gente, a medida que crecen aprenden más sobre la vida. Sí, tengo algunos pesares, pero ninguno de ellos es importante. No estoy avergonzada de quién soy, lo que fui o dónde estoy ahora mismo. Estoy feliz con mi pasado. Me enseñó mucho, tanto en los tiempos difíciles como en los buenos tiempos, y me hizo lo que ahora soy. Los tiempos duros solo me hicieron una mujer más fuerte y agradezco a Al-lah por esas lecciones, aunque a veces eran difíciles.
Tampoco estoy avergonzada de lo que soy. Soy americana, no soy árabe ni pakistaní ni nada más, y lo que aquí es más importante es que no quiero ser otra cosa sino americana, porque así es como he nacido y me he criado y estoy feliz por ser quien soy.
Mi punto es que no quiero ser alguien más o asumir otra identidad u otra cultura, la que tengo está bien; y, por lo tanto, mi nombre es adecuado también. Estoy feliz con el nombre que me dio mi madre, y no es un nombre árabe.
Puede que alguno de los lectores no estén de acuerdo conmigo en este punto, pero lo que estoy diciendo no está desacreditando ni faltando el respeto a nadie. Escribo esto porque por muchos años me he sentido a la defensiva.
Pero estoy feliz de haber nacido en los Estados Unidos, feliz de haber sido criada por padres no musulmanes. Incluso estoy feliz de haber ido a la iglesia y cantado en el coro cuando era joven. Porque todos y cada uno de los aspectos de mi vida –todos en conjunto– fueron los que me trajeron al Islam.
Mi vida es lo que me puso en el camino para creer que “no existe nada ni nadie que merezca ser adorado sino solamente Al-lah”; y por eso estoy muy orgullosa de ello. Solo porque no quiero actuar o hablar como cierta cultura, no me hace “menos” musulmana.
A las hermanas conversas al Islam les digo, de todo corazón, siéntanse orgullosas de quiénes son y de dónde vienen… es eso lo que las hizo creer en Al-lah, el Único. Nunca corten los lazos con sus familias, sin importar las circunstancias. Y los errores que hayan cometido en el pasado fueron lecciones de las cuales aprendieron, un regalo que pueden transmitir a sus seres queridos, como sus hijos. Esto les enseñará que todo el mundo comete errores y todo el mundo puede aprender y cambiar a partir de esos errores… y si tomas una mala decisión, ella no te avergonzará por siempre, sino que puede capacitarte para hacer cambios positivos para el resto de tu vida. Son esas lecciones de las cuales debemos hablar a nuestros hijos para que ellos no cometan los mismos errores, y no simplemente ocultarles nuestro pasado como algunos sugieren.

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