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Las cinco condiciones del hiyab correcto

Las cinco condiciones del hiyab correcto

Las cinco condiciones deben reunirse en orden para que la ropa de una mujer musulmana sea considerada legal:

Primera condición: La ropa debe cubrir todo su cuerpo

El cuerpo entero de la mujer debe estar cubierto en presencia de un hombre que no sea uno de sus Mahram (personas con quienes le es ilícito contraer matrimonio), excepto el rostro, las manos y los pies. Hay cuatro puntos en discusión respecto al tema de cubrir el cuerpo.

a) El Jimar o pañoleta

La prueba más importante de que una mujer debe usar una pañoleta es el siguiente verso de la Sura An-Nur (La Luz) (que se interpreta en español): {Y diles a las creyentes que recaten sus miradas, se abstengan de cometer obscenidades, no muestren de sus adornos más de lo que está a simple vista [como lo que usan sobre el rostro, las manos y las vestimentas], cubran sus pechos (Yuiubihinna) con sus velos (Jumurihinna), sólo muestren sus encantos [más allá del rostro y las manos] a sus maridos, sus padres, los padres de sus maridos, sus hijos, los hijos de sus maridos, sus hermanos, los hijos de sus hermanos, los hijos de sus hermanas, las mujeres, sus esclavas, sus sirvientes que no tengan deseos sexuales, los niños que todavía no sienten atracción por el sexo femenino, y [diles también] que no golpeen con los pies al caminar para que no se escuche el sonido de sus ajorcas [y llamen la atención de los hombres]. Y pedid perdón a Al-lah por vuestros pecados ¡Oh, creyentes!, que así tendréis éxito [en esta vida y en la otra].} [Corán 24:31]

1. El significado de la palabra árabe Jumur

El verso antes mencionado utiliza la palabra árabe Jumur, traducida aquí como “velo”. Jumur es plural de Jimar, que significa algo que cubre alguna cosa. Por eso, la palabra Jamer significa “vino” porque este causa intoxicación cuando “cubre” el raciocinio de una persona. En el verso anterior Jimar significa la pañoleta que una mujer usa para cubrir su cabeza.

2. El significado de Yuiub

Yuiub es otra importante palabra utilizada en el verso antes citado, es plural de Yaib que signifca “cortar”. Yaib aquí significa la abertura en la parte del cuello de una vestimenta para que quien la vista pueda meter la cabeza por la parte superior de la prenda.

3. El tafsir (interpretación) del verso antes mencionado

Al Qurtubi dijo: “En ese tiempo, las mujeres solían cubrir sus cabezas con una tela (que se asemeja a un pañuelo de la ropa actual), sujetada desde atrás de las orejas, sus cuellos quedaban expuestos. Además, una porción de sus vestimentas eran abiertas en la parte delantera, por lo que quedaban expuestas sus gargantas y parte de sus bustos. Entonces, Al-lah Ordenó a las mujeres que arrojaran sus pañuelos sobre sus bustos, de manera que cubrieran sus orejas, sus cuellos, sus gargantas y sus pechos”.

El punto de este verso es que las mujeres deben, de una forma y otra, cubrir sus orejas, sus cuellos y sus pechos, junto con sus cabezas, extendiendo la parte delantera de sus pañuelos sobre sus pechos y alrededor de sus cuellos, de manera que solo sus rostros queden descubiertos. De hecho, no sería posible cubrir el rostro su se lo hace de la forma en que el verso lo describe, sino que sería necesario una tela adicional.

Por tanto, los eruditos han usado este verso como un aprueba de que no es obligatorio para una mujer cubrir su rostro, porque si lo fuera, Al-lah, Glorificado y Enaltecido sea, Habría Instruido a las mujeres en este verso cubrir sus rostros con otra tela. Ibn Hazem dijo: “Al-lah, Exaltado y Enaltecido sea, Ordenó a las mujeres arrojar sus pañuelos sobre las aberturas de sus vestimentas. Este es un verso revelado que sostiene claramente que es una obligación para una mujer cubrir su cuello, sus orejas y su pecho. También demuestra que es permisible para una mujer exponer su rostro. De hecho, no sería posible para una mujer cubrir su rostro de esta manera”.

Cuando este verso fue revelado, las mujeres de Medina se apresuraron en obedecer el mandato de Al-lah, Exaltado y Glorificado. ‘A’ishah, que Al-lah Esté complacido con ella, reportó que ellas rasgaron pedazos de tela de sus propias ropas y envolvieron sus cabezas con ellos. [Bujari]

La mujer musulmana debe imitar a las esposas de los Compañeros en la prisa que ellas tenían para obedecer a Al-lah, Glorificado y Exaltado sea. Abu Dawud reportó que Umm Salamah (la esposa del Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam): dijo: “Cuando el verso {Y diles a las creyentes que… no muestren de sus adornos…} fue revelado, las mujeres de los Ansar parecían cuervos, o como si hubieran cuervos sobre sus cabezas (debido a que habían cortado pedazos de tela negra y los pusieron sobre sus cabezas)”.

b) El Yilbab o manto

Un Yilbab es una prenda de vestir que cubre el cuerpo desde los hombros hasta los pies. Usualmente es una sola pieza y es relativamente ancho y suelto y se lo usa sobre la ropa regular, como se menciona en el siguiente verso de la Surah Al Ah-zab (que se interpreta en español): {¡Oh, Profeta! Dile a tus mujeres, a tus hijas y a las mujeres de los creyentes que se cubran [todo el cuerpo] con sus mantos; es mejor para que se las reconozca y no sean molestadas. Al-lah es Absolvedor, Misericordioso.} [Corán 33:59]

Al-lah, Glorificado y Exaltado sea, ordenó al Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, instruir a sus esposas, hijas y a todas las creyentes hasta el final de los tiempos, ponerse el Yilbab sobre sus ropas antes de salir de sus casas.

Luego, Él, Alabado y Glorificado, dio la razón para esta instrucción: {…es mejor para que se las reconozca y no sean molestadas…} [Corán 33:59] Esto significa que cuando la mujer sale adornada con un sentido de castidad, dignidad y reserva en su vestimenta, conducta y forma de hablar, los hombres de comportamiento bajo estarán menos inclinados a hablar o actuar con ella de manera impropia e inadecuada.

c) El Sarawil o pantalones

El Sarawil (singular de Sirwal) es una ropa que se parece mucho a un pantalón, solo que esta es mucho más ancha y usualmente es hecha de una tela liviana y opaca. Se recomienda enfáticamente a las mujeres usar el Sarawil debajo de sus mantos porque este brinda una “segunda línea de defensa” en caso de que el Yilbab se levante por una u otra razón. Al Baihaqi reportó que ‘Ali, que Al-lah Esté complacido con él, dijo: “Estaba sentado con el Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, en Al Baqui’ (el cementerio de Medina) en un día lluvioso, cuando una mujer pasó montando un burro. El burro se resbaló en un agujero y la mujer se cayó. El Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, volteó su rostro (por precaución, por si alguna parte de ella quedaba expuesta). Algunos de los compañeros presentes dijeron: “Oh, Mensajero de Al-lah, ciertamente ella está usando el Sirwal”. Entonces, el Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, dijo: “¡Oh gente! Usen el Sarawilat (otro plural de Sirwal); porque, de hecho, esta es una de vuestras vestimentas más modestas. Además, úsenlo para proteger la dignidad de vuestras esposas cuando salen”.

d) La largura del Yilbab o manto

Es aconsejable que la largura de la ropa de un hombre llegue hasta la parte media entre la rodilla y el tobillo, pero no hay nada de malo si la ropa llega hasta el tobillo. Cualquier cosa que vaya más abajo del tobillo está prohibida para el hombre. Sin embargo, la estipulación para la mujer es diferente. Umm Salamah le preguntó al Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, acerca de cuál debe ser la longitud de la vestimenta de las mujeres. Él, sallallahu ‘alaihi wa sallam, respondió: “Sus ropas pueden bajar un shiber (una palma) adicional desde la mitad de la canilla”. Entonces, Umm Salamah dijo: “Pero, entonces mostraría sus pies”. El Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, respondió diciendo: “Entonces ellas pueden dejar que baje la longitud de un brazo, pero que no se excedan de eso”. Trimidhi dijo: “Este hadiz es auténtico, y otorga a las mujeres una licencia para sus ropas bajen porque eso es más modesto”.

e) Los puños

Es mejor que los puños de una mujer no sobrepasen sus muñecas o sus pulgares para que no le sea dificultoso y usar sus manos. Los puños deben ser lo suficientemente amplios para facilitar los movimientos y la circulación sanguínea, pero lo suficientemente estrechos para evitar que las mangas se deslicen cuando levante su brazo, para que así su antebrazo no quede expuesto.

Segunda condición: La vestimenta no debe ser ajustada

La ropa apretada, incluso si es gruesa, es decir, que no es transparente, está prohibida en el Islam. El Imam Ahmad reportó que Usama ibn Zaid dijo: “El Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, me dio una ropa que fue hecha en Egipto por los coptos, la cual le había sido dada como un regalo por un Compañero llamado Dehiah Al Kalbi (estas ropas eran famosas por ser muy finas). Entonces, yo le di la prenda a mi esposa. Cuando el Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, me vio, preguntó: “¿Por qué no usas la ropa copta?” Le dije: “Oh, Mensajero de Al-lah, se la di a mi esposa”. Entonces, el Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, dijo: “Instruye a tu esposa para que use bajo esa ropa un ghalalah (ropa interior), porque, de hecho, temo que esa ropa exponga el tamaño de sus huesos”. Esto significa que la finura de la prenda podría exponer la silueta de la mujer. Por lo tanto, cualquier ropa que delinee la figura de una mujer debido a su finura o estrechez, no cumple con las condiciones del Hiyab.

Tercera condición: la ropa no debe ser transparente

Abu Dawud reportó que Asma’ bint Abu Baker entró a la casa del Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, usando una ropa que era delgada. El Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alaihi wa sallam, se alejó de ella y dijo: “Oh Asma’, cuando una mujer llega a la edad de la madurez no se correcto que se vea nada de ella, excepto esto y esto (y señaló su rostro y sus manos)”.

Cuarta condición: la vestimenta debe ser discreta

La vestimenta llamativa, conocida como Libas Shuhrah, es la ropa que causa que uno sobresalga entre la gente y llame la atención de los demás. Esto puede ser causado por un color o forma extraña o al adherirse a un uniforme específico sin causa aparente, como alguien que solo usa verde o azul. Ese tipo de ropa es prohibida tanto para los hombres como para las mujeres porque contradicen la humildad, y es como si el que la usa se cree diferente y mejor o algo más importante que quienes lo rodean. Usar ropa que es de calidad extremadamente alta o baja también infringe las restricciones del Shuhrah.

Ibn Taimiah opinaba que es especialmente odioso vestir mejor o peor de lo que dicta la costumbre de un tiempo y lugar determinado. Lo mejor es la moderación en todos los asuntos. Sin embargo, una mujer no debe vestir igual que las mujeres que la rodean si ellas visten de forma inapropiada o de formas que no cumplen las condiciones del Hiyab. Esta forma de llamar la atención es correcta porque en este caso la persona está apoyando la modestia y rechazando la obscenidad, el lugar de ser una forma de satisfacer su ego y degradar a los demás. Estar bien vestido es diferente de vestirse bonito, o de forma que haga a la mujer lucir deseable o sexualmente atractiva o provocadora. Esto no quiere decir que la ropa tiene que ser fea, repulsiva, sucia o descuidada, ya que la suciedad es contraria al Iman y al Islam.

Quinta condición: la ropa de las mujeres debe ser específica de su género

La ropa de las mujeres no debe parecerse a la ropa de los hombres y viceversa. En un hadiz reportado por Al Bujari, Ibn ‘Abbas narró que el Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, maldijo a los hombres que se visten y actúan como las mujeres y a las mujeres que visten y actúan como los hombres. Sin embargo, solo las partes de la ropa que distinguen a un hombre de una mujer son las que están próvidas para las mujeres, y no todos los aspectos de la vestimenta de los hombres.

Finalmente, es importante destacar que mientras estas cinco condiciones sean cumplidas, ningún uniforme específico constituye el hiyab apropiado. Por otro lado, el hiyab correcto no significa que una mujer busque cumplir sus condiciones solo de manera técnica o de la forma más limitada posible, sin dejar de vestirse con la intención o el objetivo de seguir tratando de lucir seductora o atractiva.

La motivación detrás de cumplir las cinco condiciones debe ser la Taqwa (es decir, un temor consciente de Al-lah), la modestia y un sincero deseo de autocontrol y promover el autocontrol en los demás y en la sociedad. Cuando estas son las motivaciones detrás de nuestra vestimenta, la modestia y la castidad irán más allá de la ropa e impregnarán nuestra conducta, este es el verdadero beneficio el hiyab. Debo pasar a través de la ropa para llegar a la conducta y a la actitud mental. La modestia y la castidad deben filtrarse en el corazón y sumergirse en el alma de quien viste el hiyab correcto.

Y Al-lah Sabe mejor.

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