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Islam, imán, ihsán: Éscalando la montaña espiritual (parte 3 de 11)

Islam, imán, ihsán: Escalando la montaña espiritual (parte 3 de 11)

Fe (imán): Renovar nuestro Islam
Habiendo entendido lo que el Islam nos exige en materia de adoración ritual, nuestro siguiente paso es entender la fe como nos fue revelada en el Corán y la Sunna, y como fue entendida por nuestros predecesores piadosos. La fe se basa en la creencia en los seis artículos de la fe, pero no es una creencia ciega, como mucha gente asume de manera incorrecta. Es posible que el lector deba dejar de lado toda noción preconcebida sobre lo que puede implicar la palabra “fe” en español. En el Islam, la fe es una acción. Como dijo Al-lah: {Y albricia a los creyentes que obran correctamente que tendrán como recompensa jardines por donde corren los ríos} [Corán 2:25]. La frase “los creyentes que obran correctamente” se repite una y otra vez por todo el Corán. La fe es inseparable de las obras del corazón y del cuerpo, como dijo el Profeta, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él: “Al-lah no mira tu apariencia ni tu riqueza, sino que mira tu corazón y tus actos” (Muslim).
Por esta razón, los eruditos definieron imán en términos de acción tanto interna como externa. Ibn Taimia nos explica la definición: “Se entiende que imán es [en realidad] afirmación y no simple creencia (at-tasdiq). La afirmación incluye tanto la del corazón, que es la creencia, como la acción del corazón, que es el cumplimiento”. La afirmación del corazón se refiere a creer realmente en lo que profesas con tu lengua, y los actos del corazón son los mecanismos internos de adoración, como el temor, amor, esperanza y confianza. En otro lugar, Ibn Taimia escribió que la fe “no es la mera creencia en Su existencia y en Sus atributos, que es algo que comparten el creyente y el incrédulo”. No fue el pecado en sí mismo el que lo hizo incrédulo, pues todos somos pecadores, sino que fue el negarse, obstinadamente y sin remordimientos, a arrepentirse y a obedecer los mandatos de su Señor.
El Shaij Abdurrahmán As-Sa’di hizo una definición aún más detallada de fe: “En cuanto a la definición de fe y su explicación, es una creencia decidida y un reconocimiento total de todo aquello a lo que Al-lah y Su Mensajero ordenaron tener fe, cumpliendo tanto interna como externamente. Es la creencia en el corazón y su aceptación, incluyendo los actos del corazón y las acciones del cuerpo… Por esta razón, los imames entre los predecesores rectos dijeron: ‘La fe es una declaración del corazón y de la lengua, y los actos del corazón, la lengua y los miembros’”.
Por lo tanto, la fe se cumple a través de actos internos y externos en nuestros corazones y mentes, así como en nuestros miembros. Desde esta perspectiva, la fe no es una característica estática, sino que la fortaleza de la fe de una persona fluctúa de acuerdo con la naturaleza de sus obras. Como dijo Al-lah: {Cuando un capítulo [del Corán] es revelado, hay entre ellos quienes dicen: "¿A quién le aumenta su fe?". Mientras que a los verdaderos creyentes sí les aumenta la fe, y se alegran por eso} [Corán 9:124]. Cuando eran reveladas nuevas aleyas del Corán, los compañeros del Profeta, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, las memorizaban, reflexionaban acerca de ellas, y las ponían en práctica. El libro de Al-lah aumentaba su fe.
Como tal, la fe es como una pieza de ropa que uno viste o se quita en un momento dado. El Profeta, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, dijo: “En verdad, la fe de uno de ustedes se desgastará en su interior como se desgasta una camisa, así que pídanle a Al-lah que renueve la fe en su corazón” (Al Hakim). Y Abdul-lah Ibn Rawaha, que Al-lah esté complacido con él, dijo: “La fe es como una camisa. Puede que no la estés vistiendo y luego te la pones, o puede que la estés vistiendo y luego te la quitas” (Ibn Hayar). La fe debe ser renovada continuamente a través de actos como la oración, el ayuno, buscar el conocimiento islámico, y el recuerdo. Es por esto que Mu’adh Ibn Jabal, que Al-lah esté complacido con él, solía decirles a sus compañeros: “Vengan y siéntense con nosotros. Tendremos fe por un tiempo” (Bujari). Es decir, realizarían actos de fe juntos como una forma de aumentar su fe.
Desde otra perspectiva, hay aspectos de la fe que no cambian, porque Al-lah Mismo es Eterno e Inmutable. Más importante, Al-lah es Uno y no hay nada digno de adoración excepto Él. Ibn Abi Al Izz, un comentarista del Imam At-Tahawi, definió así el monoteísmo (Tawhid) en el Islam: “El monoteísmo es el comienzo y el final del asunto, es decir, la unicidad de la divinidad. El monoteísmo tiene tres componentes. Primero, el conocimiento de los atributos divinos. Segundo, la unicidad del Señorío y la claridad de que solo Al-lah ha creado todas las cosas. Tercero, la unicidad de la divinidad, que Al-lah, Glorificado y Exaltado, merece ser el único adorado, sin ningún compañero”.
En otras palabras, el monoteísmo comprende tres aspectos: la unicidad de los nombres y atributos (Tawhid al asmá wa al sifat), la unicidad del Señorío (Tawhid Ar-Rububía), y la unicidad de la Divinidad (Tawhid Al Ilahíah). Estas categorías no son mutuamente excluyentes, sino que se sobreponen. Afirmar el nombre Al lah (“el Dios”) es afirmar Su Divinidad. Afirmar el nombre Al Jáliq (“el Creador”) es afirmar Su Señorío, y así sucesivamente. Desde el principio general del monoteísmo, los eruditos han delineado las creencias más importantes en la disciplina conocida como Aqida, la teología del credo.
Como aspirantes a creyentes, llegamos a conocer a Al-lah estudiando Sus nombres y atributos tal y como están revelados en el Corán. En un pasaje particularmente significativo, Al-lah nos revela varios de Sus nombres: {Él es Al-lah, no hay otra divinidad salvo Él, el Soberano Supremo, el Santísimo, el Salvador, el Dispensador de seguridad, el Custodio [de la fe], el Todopoderoso, el Dominador y el Soberbio. ¡Glorificado sea Dios! Está por encima de las divinidades que Le asocian. Él es Al-lah, el Creador, el Iniciador y el Formador. Suyos son los nombres más sublimes. Todo cuanto existe en los cielos y en la Tierra Lo glorifica. Él es el Poderoso, el Sabio} [Corán 59:23-24].
Y el Profeta, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, dijo: “Al-lah tiene noventa y nueve nombres, y quien los tenga en cuenta entrará al Paraíso” (Bujari). Con estos nombres reconocemos a nuestro Creador y Lo adoramos correctamente. El Shaij As-Sa’di comentó sobre esta tradición: “Quien los memorice, entienda sus significados, entienda sus mensajes, crea en ellos y adore a Al-lah a través de ellos, entrará al Paraíso”. Estudiar estos nombres, aprenderlos de memoria y observar sus manifestaciones en el mundo, es un método esencial de aumentar nuestra fe. Grandes eruditos, como el Imam Al Gazali, redactaron tratados sobre los nombres de Al-lah, explicando no solo sus significados, sino también cómo actuar respecto a ellos.
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