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La crianza de las hijas en el Islam – I

La crianza de las hijas en el Islam – I

 

Al-lah, el Todopoderoso Dice (lo que se interpreta en español)
{A Al-lah pertenece el reino de los cielos y de la Tierra; Él crea lo que Le place, agracia a quien quiere con hijas, y a quien quiere con hijos. O les concede hijos varones y mujeres, o les hace estériles; en verdad, Él es Omnisciente, Omnipotente}. [Corán 42:49]
 
Al-lah es el Único, basado en Su extrema sabiduría, que Concede a quien Él Desea hijos e hijas. Él Concede hijos sólo a quien Él Quiere, y Concede hijas sólo a quien Quiere; y, si así lo Desea, Él Hace infértil a quien Quiere.
Podemos notar en el verso anterior, que la mención de las hijas precede a la de los hijos; los estudiosos del Islam, que Al-lah les Dé Su perdón, comentaron al respecto diciendo: “Esto es para animar a las hijas y alentar la bondad hacia ellas, porque muchos padres se sienten agobiados al recibir una hija. El repudiar a las hijas era una práctica común entre la gente de la era pre-islámica, hasta tal punto que incluso las enterraban vivas; por lo tanto, es como si Al-lah estuviese diciendo a la gente: ‘Estas niñas que ustedes consideran inferiores, tienen prioridad en mi escala’. Él también menciona a las hijas primero para indicar su fragilidad, y que, por lo tanto, merecen más cuidado y atención”.
 
Este honor otorgado a las hijas, es completamente opuesto a cómo la gente estaba acostumbrada a tratar a las mujeres en la era pre-islámica, donde ellos degradaban a las mujeres y las consideraban una parte de su riqueza, y si alguno de ellos recibía la noticia del nacimiento de una niña, era como si hubiese sido alcanzado por un rayo. Al-lah Dice (lo que se interpreta en español):
{Cuando se le anuncia a uno de ellos [el nacimiento de] una niña, se refleja en su rostro la aflicción y la angustia. Por lo que se le ha anunciado, se esconde de la gente avergonzado y duda si la dejará vivir a pesar de su deshonra o la enterrará viva. ¡Qué pésimo lo que hacen!}[Corán 58:59]
 
Se dice que algunos enemigos de Qais ibn ‘Asim At-Tamimi, quien era un árabe pre-islámico, atacaron sus propiedades y capturaron a su hija. Más tarde, uno de sus enemigos se casó con ella. Luego de algún tiempo, el clan de Qais y el de sus enemigos se reconciliaron, así que le dieron la libertad a la muchacha de regresar con su padre o permanecer con su esposo, y ella prefirió quedarse con su esposo. Ante esta situación, Qais prometió que enterraría viva a cualquier hija que le naciera, y los árabes lo imitaron después de eso. Y así fue cómo este hombre introdujo esta práctica cruel, por lo que cargará con su pecado, junto con los pecados de todos quienes lo imitaron.
 
Uno de los Compañeros, que Al-lah Esté complacido con ellos, que había asesinado a su hija en la época antes del Islam, narró su historia: “Nosotros adorábamos a los ídolos en la era pre-islámica y asesinábamos a nuestras hijas. Yo tuve una hija, quien, cuando ya había crecido lo suficiente como para comprender y hablar, se alegraba cuando me veía y respondía inmediatamente. Un día, la llame y le dije que me siguiera, y lo hizo, hasta que llegamos aun pozo que pertenecía a mi tribu. Entonces, la tomé por su mano y la arrojé en el pozo, y lo último que la escuché decir llorando fue: ‘¡Oh, padre! ¡Oh, padre!’”. [Ad-Darimi]
 
Durante la época que precedió al Islam, existían dos métodos que la gente usaba para asesinar a sus hijas:
-      Cuando un niño estaba por nacer, el hombre le ordenaba a su esposa que diera a luz cerca de un hoyo cavado en el suelo; si el recién nacido era un varón, ella debía regresar a casa con él; pero si era una niña, la madre debía arrojarla al hoyo y enterrarla viva; o:
-      Cuando la niña alcanzaba los seis años de edad, el hombre le decía a su esposa que la adornara y perfumara, luego él llevaba a la niña a un pozo en el desierto y le decía que mirara dentro del mismo; cuando ella lo hacía, él la empujaba desde atrás y la arrojaba adentro.
 
Existían algunos hombres entre esa gente que no permitían tales actos, como Sa’sa’ah ibn Nayiah At-Tamimi, quien ofrecía dinero a quienes querían matar a sus hijas para así rescatarlas y salvar sus vidas.
Existen personas en la actualidad que comparten estas mismas creencias pre-islámicas: si se les concede sólo hijas, lo cual es, por supuesto, decretado solamente por Al-lah, se enojan, se descontentan y se entristecen.
 
Con el advenimiento del Islam, la oscuridad de esa era se desvaneció y Al-lah impuso la bondad, el amor y la compasión hacia las niñas. Se exhortó a cuidar bien de las niñas, y prestarles especial atención en el proceso de su formación. De hecho, el Islam ha designado una recompensa especial por criarlas, la cual no ha sido otorgada por criar a hijos varones. Anas, que Al-lah esté complacido con él, reportó que el Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, dijo: “Quien críe a dos niñas hasta la pubertad, estará junto a mí en el Paraíso, así” (y ejemplificó la proximidad poniendo dos de sus dedos juntos).
 
‘A’ishah, que Al-lah Esté complacido con ella, relató: “Una mujer, de nombre Yamilah, vino a mí con sus dos hijas. Ella me pidió que le diera algo en caridad, pero yo no tenía nada más que un dátil, el cual le di. Ella lo dividió entre sus dos hijas y no comió nada, luego se levantó y se fue. Después de eso, el Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alayhi wa sallam, llegó y yo le conté lo sucedido. Él, sallallahu ‘alayhi wa sallam, dijo: “Quien tiene la responsabilidad (de alimentar) a sus hijas y es generoso con ellas, ellas serán para él como una fortaleza que lo protegerá del fuego del Infierno”. [Al Bujari y Muslim] En otra narración de este incidente, ‘A’ishah, que Al-lah Esté complacido con ella, relató: “Una mujer pobre vino a mí con sus dos hijas. Yo le di tres dátiles; ella le dio un dátil a cada niña y, cuando estaba a punto de comer el tercero, una de las niñas se lo pidió, así que dividió el dátil entre ambas niñas y ella se quedó sin comer, y me gustó lo que hizo. Después de esto, el Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alayhi wa sallam, llegó y yo le conté lo que aquella mujer había hecho; entonces, él, sallallahu ‘alayhi wa sallam, dijo: “Al-lah Ha Decretado el Paraíso para ella a causa de este dátil, y (también) la ha liberado del Infierno”. [Muslim]
 
Preste mucha atención a las palabras de la siguiente narración: El Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, dijo: “Quien sea probado con (la tutela de) hijas…” ¿Pro qué él, sallallahu ‘alayhi wa sallam, usó la palabra “probado”? Él dijo eso porque el criar hijas es una responsabilidad y una prueba de parte de Al-lah, para ver cómo actuará su siervo: ¿Será bondadoso con ellas? ¿Las criará correctamente?
 
La naturaleza de esta responsabilidad fue más que aclarada en otras narraciones, como: “Si pacientemente las sustenta y les provee la vestimenta…” (Ibn Mayah); y: “…les provee y las casa…” [At-Tabarani] Y: “…las cría apropiadamente y teme a Al-lah en cuanto a su manera de tratarlas”. [At-Tirmidhi]
 
Esto es lo que se exige respecto al trato hacia las hijas: la bondad, la cual resulta en el Paraíso, como el Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, dijo: “A quien Al-lah le haya dado dos hijas y es bondadoso con ellas, ellas serán una razón para que sea admitido en el Paraíso”. Y también dijo: “Aquél a quien Al-lah le haya dados tres hijas y persevere en su crianza, ellas serán su protección contra en fuego del Infierno el Día de la Resurrección”.
 
Una hija es una gran recompensa y un honor otorgado por Al-lah. El Imam Al Hasan, que Al-lah le Dé Su perdón, dijo: “Las hijas son una fuente de recompensa y los hijos son una bendición; la recompensa es en nuestro favor (en el Día del Juicio), mientras que seremos responsabilizados por las bendiciones”.
 
Por tanto, es incorrecto creer que uno ha sido humillado al tener una hija; por el contrario, esto es un honor, una recompensa y una puerta hacia el Paraíso. El educar a las hijas es una gran responsabilidad y exige grandes esfuerzos, y es por esto que la recompensa por criarlas correctamente es mayor que la que se obtiene por los hijos.
 
En cierta ocasión, uno de los líderes de los creyentes estaba con visitas, cuando su pequeña hija entró en la habitación, así que él la besó; uno beduino estaba presente y vio esto, por lo que se refirió a las hijas en muy mala manera. Un hombre sabio, que también estaba presente, observó todo lo ocurrido y dijo: “¡Oh líder de los creyentes! No escuches a este hombre. Juro por Al-lah, que son ellas quienes cuidan a los enfermos en la familia, quienes muestran misericordia hacia los ancianos, y quienes les brindan su apoyo a los hombres en las dificultades”.
 
Una vez, la esposa de un hombre tuvo una niña, por lo que él se molestó mucho y se distanció de su esposa por largo tiempo; hasta que, luego de un par de meses, por casualidad escuchó a su esposa recitando el verso (que se interpreta en español): {…Es posible que detestéis algo y sea un bien para vosotros, y que améis algo y sea un mal para vosotros…} [Corán 2:216]
¿Cuántas niñas han sido mucho más compasivas y beneficiosas para sus padres que sus hermanos? ¿Cuántos hijos han sido una fuente de tristeza para sus padres, hasta el punto de desear que jamás hubiesen nacido?
 
¿Por qué ahora nos referimos a este asunto? Lo hacemos debido al despiadado ataque que sufren los musulmanes bajo el pretexto de defender los “derechos de las mujeres”, lo cual es en realidad un malvado intento de jugar con las emociones de las mujeres, para que así ellas se rebelen contra sus padres y sus esposos, y las anima a abandonar sus hogares y exigir su “libertad”. Esta es una puerta hacia la maldad y la inmoralidad, las cuales van atrayendo gradualmente a las mujeres y hasta que son atrapadas por las cosas prohibidas. Una de las causas para que las muchachas caigan en esto, es la negligencia de la gente para con sus hijas y el menosprecio de sus derechos, lo cual ocasiona que fácilmente caigan en la trampa de los escritores y columnistas hipócritas, hombres y mujeres, que desean ver prevalecer la corrupción.

Es suficiente honor para las muchachas que los Profetas, la paz sea con ellos, hayan tenido hijas y que la mayoría de los hijos de nuestro amado Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, hayan sido mujeres, a las que llamó: Zainab, Ruqaiah, Umm Kulzum y Fatimah, que Al-lah esté complacido con ellas.

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