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Perfeccionar nuestro carácter

Perfeccionar nuestro carácter

El tener una buena moral y buenos modales, es un requisito esencial para nuestra fe, y esto requiere mucha reflexión y esfuerzo.

El amado Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alayhi wa sallam, dijo: “El mejor entre vosotros, es el que tiene el mejor carácter y los mejores modales”(Al Bujari).
 
Sin embargo, perfeccionar nuestro carácter no es una tarea tan fácil. Debemos seguir una rigurosa disciplina, vigilancia y educación para reformar toda nuestra forma de pensar y actuar.
 
¿Qué es el buen carácter? ¿Como podemos hacer cosas buenas? La forma más fácil de responder a estas preguntas es observando al Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alayhi wa sallam, como un modelo a seguir. Pues, él, sallallahu ‘alayhi wa sallam, es el ejemplo perfecto del buen carácter. Al-lah Dice acerca de él (lo que se interpreta en español): {Hay un bello ejemplo en el Mensajero de Al-lah [de valor y firmeza en la fe] para quienes tienen esperanza en Al-lah, [anhelan ser recompensados] en el Día del Juicio y recuerdan frecuentemente a Al-lah} [Corán 33:21].
 
Un atributo sobresaliente del carácter del Profeta Muhammad, sallallahu ‘alayhi wa sallam, era la perfección, y que él buscaba la perfección en todo lo que hacía. Él sallallahu ‘alayhi wa sallam, era el mejor padre, el mejor esposo, el mejor líder, el mejor maestro y el mejor amigo. De acuerdo con sus Compañeros, que Al-lah esté complacido con ellos, él, sallallahu ‘alayhi wa sallam, era conocido por ser el más honesto, paciente, confiable, amable y compasivo de su tiempo. Su maravilloso carácter le daba una personalidad magnética, todos a su alrededor lo amaban mucho. Por lo tanto, debemos aprender a perfeccionar todo lo que hacemos, sin importar lo pequeño que sea. Incluso en los asuntos mundanales cotidianos, como sacrificar animales para comer.
 
A pesar de que el Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam,  era el líder de todos los musulmanes, era muy humilde. Él, sallallahu ‘alayhi wa sallam, nunca menospreció a sus Compañeros, que Al-lah esté complacido con ellos. Cuando alguien le hablaba, él se volcaba completamente para hablar con esa persona. Él, sallallahu ‘alayhi wa sallam, no respondía a la ligera o sin prestar atención mientras caminaba. Cuando le daba la mano a alguien, apretaba con toda su mano y nunca era el primero en retirarla. Cuando alguien hablaba con él, sallallahu ‘alayhi wa sallam, nunca era el primero en mirar hacia otro lado. Cuando estaba en una reunión, nunca exigía sentarse en el centro o al frente. Él, sallallahu ‘alayhi wa sallam, sólo se sentaba donde encontraba espacio.
 
Además, el Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, exhortaba a sus Compañeros, que Al-lah esté complacido con ellos, a que sean lo mejor que pudieran ser. También, él resaltaba lo mejor de sus Compañeros. Tomaba personas que solían enterrar a sus bebés con vida y las transformaba en personas compasivas y afectuosas. Sus Compañeros, que Al-lah esté complacido con ellos, imitaron todas sus acciones, y así causaron un efecto dominó.
 
Esta es la historia de un incrédulo que solía arrojar materia fecal en el camino por donde pasaba cada mañana el Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam. El Profeta veía esto todos los días en su camino, hasta que cierto día ya no lo vio y pensó que era extraño, así que preguntó acerca de aquel hombre; le informaron que el hombre estaba enfermo, entonces el Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, fue a visitarlo. Profundamente impactado por la visita del Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, y su sincera preocupación, el hombre declaró su creencia en el Mensaje de Muhammad sallallahu ‘alayhi wa sallam.
 
Este incidente, nos enseña que debemos insistir en ser bondadosos con las personas, tanto como nos sea posible, y hacerlo con sinceridad, incluso con aquellas que no nos tratan bien. Esto es el buen carácter.
 
La forma para establecer un buen código moral, es limpiar nuestra mente de malos pensamientos o interpretaciones. Tenemos que enseñarnos a nosotros mismos diferentes y mejores maneras de analizar ideas y eventos con los que podamos cruzarnos. Esto puede sonar fácil, pero para muchos de nosotros, esto requiere mucho entrenamiento y esfuerzo. Observamos algunos escenarios como ejemplos: Salimos para dar un paseo. Estamos caminando solos cuando de pronto nos encontramos con un vagabundo que nos pide algo de dinero para comer. Algunos de nosotros ignoraríamos completamente a esta persona y lo incluiríamos en el estereotipo que tenemos de las personas de la calle. Podríamos pensar que esa persona usará el dinero para comprar cigarrillos o alcohol. Incluso nos preguntaríamos por qué esa persona no tiene un trabajo como el resto de nosotros. Pero actuando según nuestro nuevo y mejorado código de moral, bien podríamos darle a esa persona dinero por la causa de Al-lah y decirle que compre comida con él, o podríamos ir al restaurante de comida rápida más cercano y comprarle algo para comer.
 
La lección aquí es nunca darle la espalda a una persona que pide nuestra ayuda. Este era el carácter de nuestro amado Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam.
 
Escenario número dos: Un amigo tuyo te confía un secreto que él considera importante. Tú le prometes no decírselo a nadie. Poco tiempo después, estás hablando con un amigo en común y piensas que aquel secreto sería un buen tema de conversación. Después de todo, tú no sabes por qué tu amigo está haciendo un asunto tan grande de un secreto tan pequeño. Además, harás que la persona a la que le vas a contar te prometa que no se lo dirá a nadie más, tal como tú hiciste. Él código de moral entra en juego y tú te detienes, recordando que una promesa es una promesa.
 
La lección aquí es ser confiable, tanto con los sentimientos, pensamientos y emociones, como con las posesiones materiales. Esta también era una de las granAl-lahas características del Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam.
 
El último escenario tiene lugar en un café. Estás saboreando felizmente un mocha latte y leyendo el periódico cuando miras tu reloj y te das cuenta que estás atrasado para ir a trabajar. Como estás con mucha prisa para recoger tus cosas, derramas lo que quedaba de tu latte. Te dices a ti mismo que está bien, uno de los empleados se dará cuenta que hay algo derramado y lo limpiará. Tu código de moral se activa y te recuerda que alguien puede resbalarse y caer sobre eso. Además, la limpieza es parte de la fe islámica. Así que te tomas uno o dos minutos para limpiar lo que derramaste.
 
Aquí hay un par de lecciones. Primero, se evitó la posibilidad de que alguien se accidentara al resbalar en el café derramado. El Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, dijo: “La fe (Imán) consiste en más de sesenta niveles. El más elevado el la declaración de los dos testimonios de fe, y el más bajo es quitar un estorbo del camino”(Ahmad).
 
Segundo, estás proyectando una imagen positiva del Islam y de los musulmanes.
 
Antes de actuar o reaccionar por algo, debemos preguntarnos a nosotros mismos: “¿Qué habría hecho el Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam? La oración y el ayuno por sí solos no nos garantizan el Paraíso. El carácter virtuoso y positivo es el carácter islámico. Cuando desarrollamos una forma positiva de enfrentar los eventos que nos ocurren, estamos perfeccionando nuestro carácter.
 
Fuente: Al-Jumu‘ah Magazine (de Bushra Zaibak)
 

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