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Él estado de la religión en la Península Arábiga al momento de la aparición del Islam

El estado de la religión en la Península Arábiga al momento de la aparición del Islam

Hemos hablado anteriormente acerca de la corrupción y el extravío  que se difundían en todo el mundo antes de la llegada del Islam, sobre todo, en la Península Arábiga, de tal modo que Al-lah, el Altísimo, Miró a los habitantes de la tierra, y Odió a todos ellos, ya fueran árabes o no árabes, excepto a pocas personas de la gente del libro, como fue mencionado en el Hadiz.

En este artículo mostramos cómo estaba el aspecto religioso en la Península Arábiga antes del inicio de la misión del Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam.
 
La idolatría:  se extendía por toda la Península Arábiga, a pesar de la existencia de algunos hombres monoteístas, que eran conocidos en la Meca con el nombre de Al Ahnaf, y la existencia de un grupo pequeño de judíos en Yemen y en Medina, y pocos cristianos en Nayran, Al Hirah, Dawhat Al Yandal, y en los confines de Ash-Sham.
 
Los idólatras árabes creían en la existencia de Al-lah, pero veneraban dioses de piedra, de madera y de metal, como medio para acercarse a Al-lah.
Creer en Al-lah, el Altísimo, fue una parte de la religión de Ibrahim (Abraham) e Isma‘il (Ismael), la paz sea con ellos, y de las otras religiones que fueron reveladas a antiguas ciudades árabes como las ciudades de Salih, ‘Ad, y Zamud. Pero el dogma de Al-Tawhid fue alterado, mientras que se difundieron la idolatría y las creencias falsas en las antiguas civilizaciones que fueron establecidos alrededor de la Península Arábiga, como la de los asirios, los babilonios, los sumerios, los arameos y los amorreos en Irak y en Ash-Sham.
 La idolatría se transmitía de un pueblo a otro, y así, entró a la Península Arábiga. Los árabes adoraban a  Al lat, Al ‘Uzza, Hubal, Suwa‘, y Wad, y santificaban a los antepasados y los animales. Además, adoraban a los astros: el sol, la luna, Aldebarán, Venus, y marte, y adoraban a los genios, los ángeles, y el fuego. Además que  negaban la Profecía y la Resurrección. También, se extendían entre ellos la brujería, la hechicería, la adivinación, y se difundían las supersticiones y las fábulas.
 
Los árabes adoraban a los ídolos en lugares especiales, como Al Ka‘bah que fue establecida por Ibrahim y Isma‘il, la paz sea con ellos, para adorar a Al-lah, el Uno, pero los incrédulos rodearon Al-Ka‘bah de ídolos cuyo número llegó a trescientos sesenta. Éstos fueron adorados por las tribus que venían para peregrinar y ofrecer ofrendas y sacrificios. Otros lugares donde se adoraba a los ídolos son: Dhu Al Jalsah, Dhu Ash-Shari, y Dhu Al Kaffain.
 
Los árabes utilizaban amuletos y talismanes, llevaban dientes de un zorro o la pata de un conejo, pues creían que esas cosas tenían una fuerza mágica oculta,  que traían beneficio a la persona que las portaba, y le protegían de la maldad. También, utilizaban Al Azlam, que eran algunas varas  con símbolos y signos, que los hombres esperaban que flotaran al ser lanzadas al agua. Eran como una especie de oráculo con el que consultaban a sus dioses en lo que iban a hacer.   
 
 
El judaísmo: se considera una de las creencias que existían en aquel tiempo, pero con menos difusión,  pues la abrazaban sólo algunas tribus en Medina, y algunas personas en Yemen y Al Iamamah. Los idiomas utilizados por aquella gente en sus liturgias religiosas eran: el hebreo y el arameo, aunque hablaban en árabe entre ellos en su vida diaria. Además, aquella gente fue influenciada por las costumbres árabes, ponía nombres árabes a sus hijos.  Los judíos árabes tenían escuelas donde se estudiaban la Torá, la Mishná y el Talmud, pero no se utilizaban como escuelas solamente, sino que eran lugares donde se practicaba la religión y se hacían oraciones y reuniones. También, practicaban brujería, prohibían trabajar en sábado, ayunaban el día de ‘Ashura’, y celebraban las fiestas judías. Pero la mayoría de ellos eran ignorantes, como dice el Corán.
 
El cristianismo: también se considera una de las creencias que se difundían en los territorios árabes, pues entró a ellos por medio de los sacerdotes misioneros, los comerciantes cristianos y los esclavos que venían de los países cristianos. El Imperio Bizantino apoyaba las misiones de evangelización, ya que le ayudaban a extender su poder político.
 
 
La secta cristiana denominada Al-Ia’aqibah se extendía por Ash-Sham e Irak hasta Dawmat Al Yandal, Ailah, y algunas partes de Diyati’, así como también la abrazaban algunas personas en la Meca, Yazrib y At-Ta’if, especialmente los abisinios y los esclavos que vivían allí. Pero la presencia más extendida de cristianos en los territorios árabes estaba en Yemen, sobre todo, en Nayran, y también, en algunas partes en Bahrein, Qatar y Hayr.
 
El arameo era el idioma de la ciencia y de la religión para los cristianos orientales en general, pero el evangelio (Inyil) se escribía en árabe como mencionó Waraqah ibn Nawfal.
 
Al Mayusiah (el zoroastrismo o la adoración del fuego): Se difundía en Irán y en algunos países árabes, como Al Hirah, por estar cerca de Irán. Entró en Yemen, ya que los persas (que adoraban al fuego) lo invadieron para expulsar a los abisinios. También, llegó a Hadramawt y otros lugares al este de la Península Arábiga, ya que estaban cerca de Irán.
Esta difusión limitada se debía a que los adoradores del fuego no incitaban a la gente a abrazar su fe, pues a ellos no les gustaba que los extranjeros abrazaran su religión nacional.
 
La creencia de los sabeos: esta creencia  se extendía en pocos lugares en Irak y Harrán. La palabra Saba’ (hacerse sabeo) significa en árabe salirse de la religión, y los incrédulos utilizaban esta palabra en Meca y At-Ta’if como sobrenombre dado a los musulmanes, ya que estos salieron del politeísmo al Islam.
 
Lo que hemos mencionado ahora se considera una visión general acerca del estado religioso en la Península Arábiga, al comienzo de la prédica islámica.

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