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La responsabilidad de la educación: un mensaje para las madres

La responsabilidad de la educación: un mensaje para las madres

 

Nuestra charla de hoy es la del observador experimentado sobre el asunto de la verdadera maternidad. Hablaremos de sus ventajas, y su influencia para la formación del niño, su carácter y su crecimiento durante sus primeros años, sobre todo en cuanto a su salud, su físico, su mente, su conducta social, sus estudios, y su aprendizaje. 
Podemos notar un efecto evidente del seguimiento de las madres sobre todos los asuntos que hemos mencionado arriba –reconociendo las diferencias de un alumno a otro - y también en otros temas, para confirmar así la importancia del papel de la madre.
La vida real confirma que el papel más efectivo en el seguimiento de los niños viene del lado de las madres.
Esto es muy apropiado por la naturaleza de la mujer y su cariño y clemencia ya que estos sentimientos se consideran de las necesidades más importantes para el niño sobre todo en sus primeros años. Por eso, el niño se aferra a la madre más que al padre.  
Las investigaciones han confirmado que el amor y el cariño que la madre da a su hijo por naturaleza tienen un papel destacado en el crecimiento del niño respecto a sus aspectos físicos, psicológicos, y mentales.
Por eso, cuando a un niño le falta la madre o su padre, este hecho tendrá una influencia muy negativa sobre el niño.
La maternidad es una de las ocupaciones y uno de los papeles más importantes para la mujer según el rol que Al-lah, Alabado Sea, Ha escogido para ella (ya que la madre es educadora en la casa de su esposo y ella es la responsable de los alumnos). Por eso, la religión ha dado a la madre la custodia de los niños sobre todo en la primera etapa de la vida. 
Una mujer se presentó ante el Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, y le dijo: “Oh, mensajero de Al-lah, mi vientre ha sido un lugar seguro para que mi hijo creciera, mis piernas han sido una silla para él, y mis senos han sido una fuente para calmar su sed. Ahora, su padre quiere quitarme a mi hijo”. Acto seguido, le respondió el Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam: “Tú tienes la prioridad de cuidar a los niños más que el padre, si te mantienes soltera”. [Ahmad y Abu Dawd]. Este derecho de cuidar a los niños viene del fuerte sentimiento de  responsabilidad de la madre de cumplir con sus deberes. 
Cuando el Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, se presentó a Um Hani’, que Al-lah esté complacido con ella, para comprometerse con ella, ella le dijo: “Oh, mensajero de Al-lah eres querido para mi más que mi oído, y eres más querido que mi vista. El derecho del esposo es grande y estoy preocupada de no poder cumplir con los derechos de mi esposo y mi hijo juntos”. En ese momento, el Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, le respondió agradeciéndola diciéndola las siguientes buenas palabras: “Las mejores mujeres que han montado camellos son las mujeres de Quraish, también, ellas son muy cariñosas con el hijo en sus primeros años, y al mismo tiempo cuidan muy bien al esposo”.
También, Umm Sulaim, que Al-lah esté complacido con ella, una de las primeras mujeres que se convirtió en musulmana, cuando su esposo murió siendo ella aún jovencita, dijo: “No dejaré de amamantar a mi hijo ’Anas hasta que él mismo deje de tener el deseo de mamar más. Y no me casaré hasta que él crezca y él mismo me ordene casarme o no”.
Realmente ella cumplió con la promesa. Cuando el Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, llegó a la ciudad de Medina, ella mandó a ’Anas al Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, para que sirviera al Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, y para que aprendiera de las cualidades de la profecía del Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, y para que ’Anas le enseñara a ella después. 
’Anas, que Al-lah esté complacido con él, dijo: “Un día, el Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, pasó por nosotros mientras estábamos jugando con los muchachos, él nos saludó, y me mandó hacer algo para él. Cuando volví a casa tarde, mi madre me dijo: “¿Qué te ha pasado? ¿Dónde estabas?” yo le respondí: “El Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, me mandó hacer algo para él” ella me preguntó “¿A dónde te mandó y para qué?” Le respondí: “Es un secreto”. Ella me dijo: “Oh, hijo mío, no digas a nadie el secreto del Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam”.
’Anas, que Al-lah esté complacido con él, reconoció el favor que su madre le hizo, diciendo: “Que Al-lah, Alabado Sea, Dé la mejor recompensa a mi madre, ya que ella me ha educado muy bien”.
Lo que nosotros hemos mencionado arriba eran algunos ejemplos de la verdadera maternidad que ha sabido su meta y su responsabilidad en el tiempo del esfuerzo sincero, durante la mejor época del Islam.
Lo contrario es el ejemplo de la madre descuidada que ha dejado de cumplir con sus deberes y su responsabilidad. Esa madre cree que ella cumple con sus deberes con los hijos al darles comida, bebida, y cuidado físico por medio de una sirvienta o una niñera. Sin embargo, ella realmente de esta manera impide a su hijo tener su cariño, y su cuidado a causa de su pereza, su inactividad y su deseo de descansar, o a causa de estar ocupada por salir a los mercados, haciendo visitas, viendo la televisión, o leyendo revistas. Así pues, ve a su hijo solamente por la mañana y por la noche. Y cuando la madre ve a su hijo, el hijo estará más aferrado a la niñera aunque encuentre poco cuidado y cariño de parte de la niñera. Pero él no encuentra a nadie más que la niñera.
● No hay sustituto para la madre:
Si estas niñeras o estas sirvientas fueran capaces y hábiles para cumplir con esta misión, no habría problema, pero el ser humano busca el cariño sobre todo en el tiempo de su debilidad, en su infancia y en su vejez.
En el caso de que el ser humano no encuentre el cariño de un padre o un hijo en ese tiempo, buscará del cariño de otra gente. Si no encuentra el cariño de los seres humanos, lo buscará entre los animales.
Está mencionado en una investigación psicológica lo siguiente: “En Francia donde hay una población de cincuenta y dos millones de habitantes, hay siete millones de perros. No es raro ver en los restaurantes de París un perro que esté comiendo con su dueño en una sola mesa.
Cuando preguntaron a los médicos de las organizaciones de los derechos de los animales en París del por qué los franceses tratan a sus perros como ellos mismos se tratan entre sí, los médicos respondieron: “Porque no encuentran a quien les quiera”.

Ni la niñera ni la sirvienta ni la escuela ni la guardería pueden ocupar el lugar de la madre excepto en los casos de la necesidad para los huérfanos. Sólo en esos casos Al-lah, Glorificado Sea, Protege a Sus esclavos rectos. Pero, cuando la madre deja de cumplir con su responsabilidad, este acto se considera que el niño vive una verdadera orfandad.  

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