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La misión de la Mezquita (Parte 3)

La misión de la Mezquita (Parte 3)

8. El cuidado de la mezquita:

Dice Al-lah (lo que se interpreta en español): {Al-lah Permitió que fuesen erigidas y honradas las mezquitas para que se invoque Su nombre.} [Corán 24: 36] El gran sabio Qatadah, que Al-lah Tenga misericordia con él, dijo al respecto: “Honradas quiere decir que se construyan y se cuiden (mantenimiento y limpieza)”.

Las instalaciones especiales para las mujeres dentro de las mezquitas son una sección muy importante que no se debe descuidar u olvidar al momento de su construcción. Esto porque el mismo Mensajero de Al-lah, sallallah 'alaihi wa sallam, se preocupaba por las mujeres y su asistencia a las mezquitas, por ello permitió que acudieran a ellas y prohibió que se les negara su entrada.

Los mayores deben ser conscientes de que los niños se cansan o les gusta el juego; por lo tanto, deben tener en cuenta su presencia en la mezquita y no alargar las oraciones exageradamente, y los padres deben saber que hay tiempos en los que lo mejor es ir solo a orar y luego salir con los niños -esto cuando dentro del programa de la mezquita se ha planeado una actividad luego del rezo-, para evitarles incomodidad a ellos y a los asistentes a dicho programa. Además, cuando uno lleva a su hijo a la mezquita, debe explicarle para qué lo lleva y tenerlo siempre a su lado, es decir, que el mayor debe ser consciente de la razón por la cual lo está acompañando su hijo a la mezquita.

Es importante hacer que la gente se apegue a la mezquita y sienta siempre la necesidad de asistir a ella con frecuencia. La mejor forma para lograr esto es hacer que desde pequeños se acostumbren a asistir a la mezquita, sea para cumplir con las oraciones o para participar en las clases y cursos que allí se dictan. Para que se pueda cumplir con el noble objetivo que tiene el llevar a los niños a la mezquita, se les debe enseñar el comportamiento y la conducta adecuada con la que deben caracterizarse en ella. No existe un solo hadiz auténtico en el que se mencione la prohibición de que los niños vengan a las casas de Al-lah, como alegan ciertas personas; además, el mismo comportamiento del Profeta Muhammad, sallallah 'alaihi wa sallam, y sus Sahabah, que Al-lah Esté complacido con ellos, contradicen cualquier argumento que alguien utilice para negar la entrada a los más pequeños a la hora de la oración.


10. Acostumbrar a los niños a asistir a la mezquita:


Tenemos, entonces, que islámicamente es bien visto que las mujeres asistan a las mezquitas (pues así como los hombres se benefician, ellas tienen todo el derecho de hacerlo también), pero para ello es necesario que se sigan al pie de la letra las disposiciones del al Shari’ah al respecto, como la vestimenta que deben usar, que por supuesto es la misma que debe llevar toda musulmana cuando sale de su casa, es decir que su cuerpo este totalmente cubierto, menos su cara y manos. El Profeta Muhammad, sallallah 'alaihi wa sallam, dedicó un día en especial para reunirse con las mujeres, para enseñarles los asuntos relacionados con su religión y su condición; y estableció que las mujeres y los hombres no oraran mezclados, sino que hubiera una separación entre ellos para evitar que se desconcentren o piensen en cosas diferentes a las que deben tener en mente a la hora de hacer la oración o de estar escuchando una conferencia, reflexión o clase. (En el caso de que mujeres no musulmanas quieran asistir a la mezquita para conocerla y saber del Islam, no se les debe reprochar o prohibir; pues en los países con minorías musulmanas, la mezquita -es decir, la edificación en sí- es un medio de divulgación que atrae a los no musulmanes, así que se les debe recibir, y si están vestidas con ropa corta o escotada, pues se les puede proporcionar un vestido para que entren y conozcan.)


9. Establecimiento de lugares especiales para las mujeres:


Pero sobre todo, lo que ayuda a que las mezquitas siempre estén resplandecientes es el cuidado que todos los musulmanes les demos mantenimiento, no solo limpiándolas y reparándolas, sino que además se necesita que sean frecuentadas con constancia y que las actividades que en ella se realicen sean periódicas.


Otra forma que incluye el cuidado de las mezquitas es su mantenimiento constante, reparación de daños y el suministro de medios que ayuden a que los orantes y visitantes se sientan cómodos, como el aire acondicionado en los lugares donde las temperaturas son altas por ejemplo, claro, dentro de las posibilidades de la comunidad y sin exageraciones.


‘A’ishah, que Al-lah Esté complacido con ella, relató que el Profeta Muhammad, sallallah 'alaihi wa sallam, les ordenó construir mezquitas y mantenerlas limpias y perfumadas. En otras narraciones encontramos que él prohibió que la gente la ensuciara, escupiendo o haciendo cualquier otro acto antihigiénico. En cuanto a la presentación de las personas que asisten a la mezquita, el Profeta Muhammad, sallallah 'alaihi wa sallam, fue bien claro al ordenar que la gente que vaya a la mezquita se arregle, que su ropa este limpia y que se perfume (en el caso de los hombres). Hay algunos relatos en los que el Mensajero de Al-lah, sallallah 'alaihi wa sallam, prohibió que la gente que hubiese comido ajo rezara, a menos que se hubiese lavado la boca y quitado el mal olor.

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