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  1. Para la mujer
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La moralidad impecable del Profeta

La moralidad impecable del Profeta
 
La vida del Profeta Muhammad, sallallahu ‘alayhi wa sallam, atrae la atención de muchos autores alrededor del mundo, musulmanes y no musulmanes. Los musulmanes lo consideran un gran héroe y un Profeta, quien fue elegido para portar el mensaje de Al-lah a través del cual liberó a la humanidad de la impureza del politeísmo y los guió a la verdad y a una vida sublime.

Algunos autores hostiles (misioneros, orientalistas y cruzados) lo han atacado por algunos de sus matrimonios, alegando que fueron matrimonios movidos por el desenfrenado deseo sexual. Si el Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, hubiese sido tan libidinoso como alegan, ¿cómo es que se mantuvo fiel a una sola mujer –Jadiyah, que Al-lah Esté complacido con ella– que era 15 años mayor que él, durante 25 años? ¿Por qué no pensó siquiera en casarse con otra mujer estando en su plenitud masculina y de apariencia física? Al contrario, pasó más de un cuarto de siglo con Jadiyah, que Al-lah Esté complacido con ella, sin ninguna señal de aburrimiento. El Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, mantuvo una estricta monogamia en una sociedad donde los matrimonios simultáneos y la poligamia eran una extendida costumbre de los árabes pre-islámicos.

Más aún, ya que ninguno de los hijos varones de Jadiyah, que Al-lah Esté complacido con ella, sobrevivía, él, sallallahu ‘alayhi wa sallam, tenía todas las justificaciones para buscarse otra esposa, considerando que las hijas mujeres eran a menudo enterradas vivas en la sociedad pre-islámica de la Yahiliah (la era de la ignorancia).

Al-lah, el Altísimo,  Dijo (lo que se interpreta en español): {Cuando se le anuncia a uno de ellos [el nacimiento de] una niña, se refleja en su rostro la aflicción y la angustia.

Por lo que se ha anunciado se esconde de la gente avergonzado y duda si la dejará vivir a pesar de su deshonra o la enterrará viva ¡Qué pésimo lo que hacían!} [Corán 16:58-59]

Así pues, si él hubiese querido satisfacer su lujuria como alegan, hubiese tenido la cantidad de mujeres jóvenes y vírgenes que hubiese querido, pues Al-lah no Había establecido ningún límite al respecto antes de la última revelación a Muhammad, sallallahu ‘alayhi wa sallam. Durante su vida de soltero y su vida de casado con Jadiyah, que Al-lah Esté complacido con ella, el Profeta Muhammad, sallallahu ‘alayhi wa sallam, nunca fue conocido por ser susceptible a los placeres sexuales, en una época en que las mujeres no usaban velo y se exhibían públicamente.

De hecho, el Profeta Muhammad, sallallahu ‘alayhi wa sallam, tuvo una juventud impecable en los desiertos de Arabia, viviendo días laboriosos o absorto en la meditación y la contemplación. Se mantuvo alejado de todo lo que los árabes acostumbraban hacer durante sus bacanales fiestas, como embriagarse, ser prepotentes, jugar juegos de azar, entablar duelos, etc. Al-lah siempre Protegió al Profeta Muhammad, sallallahu ‘alayhi wa sallam, de estos actos malignos, pues él estaba siempre bajo la guía divina.

Ninguno de sus más feroces enemigos se atrevió a acusarlo de ninguna inmoralidad o indecencia en sus tiempos de mayor vigor y juventud. Era conocido como As-Siddiq, Al Amin (el veraz y el honesto). En la Meca invitaba a la gente al ascetismo y la sobriedad, al monoteísmo y la abstinencia de los placeres de la vida. Esta actitud es de enorme significado, pues demuestra que no es racional pensar que Muhammad, sallallahu ‘alayhi wa sallam, que pasó la barrera de los cincuenta años y pasó toda su juventud alejado de los goces y placeres mundanales, sufriera un cambio de personalidad tan drástico que le haga actuar por lujuria o morbosidad.

Es más, el Profeta Muhammad, sallallahu ‘alayhi wa sallam, pasó los primeros veinticinco años de su vida sin disfrutar de los placeres sexuales y los segundos veinticinco años de su vida junto a su esposa Jadiyah, que Al-lah Esté complacido con ella, en estricta monogamia.

Fue recién tres años después de haber enviudado de Jadiyah, que Al-lah Esté complacido con ella, que el Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, se casó con varias mujeres que eran viudas o divorciadas y sin recursos (excepto ‘A’ishah, que Al-lah Esté complacido con ella, que fue la única virgen) para fines nobles de bien y principalmente para mayor y mejor difusión del Islam.

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