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  1. Para la mujer
  2. Mujeres de la antuguedad

Sara la Ésposa de Ibrahim (Abraham), la paz sea con ellos

Sara la Esposa de Ibrahim (Abraham), la paz sea con ellos

Emigró por la causa de Al-lah junto con su esposo el Profeta Ibrahim (Abraham) y el primo de él, el Profeta Lut (Lot), la paz sea con ellos, desde su tierra en Irak hacia Palestina. Cuando la sequía alcanzó Palestina, se dirigieron hacia Egipto.
Sara, la paz sea con ella, era una mujer muy bella, así que, apenas arribaron a Egipto llegó a oídos del rey que una mujer hermosísima había llegado del extranjero. Ibrahim, la paz sea con él, al saber que el rey tenía malas intenciones le dijo a su mujer: “Si el rey sabe que soy tu esposo me obligará a dejarte, así que si te pregunta, dile que eres mi hermana, no estaríamos mintiendo porque aunque soy tu marido, eres mi hermana en la humanidad y en la fe. En esta tierra no hay más musulmanes que tú y yo”.
Efectivamente, el rey ordenó a sus soldados que fueran y la trajeran ante él. Cuando estaba entrando en el palacio, Sara, la paz sea con ella, suplicó a Al-lah que la protegiera del mal de este rey. Hizo la ablución, rezó e hizo la siguiente súplica: “Oh Al-lah, Sabes que he creído en Ti y en Tu Profeta, y que he sido una mujer correcta, por favor no Permitas que él me haga daño”. Al-lah Respondió a la plegaria de Su sierva, y cuando el rey quiso tocarla su mano se paralizó. Al ver esto el rey le dijo: “Pídele a tu Señor que devuelva el movimiento a mi mano y no te haré ningún daño”. Sara lo hizo y Al-lah le Devolvió el movimiento, sin embargo el rey trató nuevamente de alcanzarla para hacerle daño, y le pasó lo mismo, su mano se inmovilizó. Le pidió a Sara que suplicara para que su mano volviera a su estado normal. Ella lo hizo, y por tercera vez el rey rompió su palabra de no hacerle daño, la consecuencia fue la misma, quedó sin movimiento. Esta vez le prometió que si pedía a Al-lah que le devolviera la movilidad a su mano no le iba a hacer daño, esta vez luego de que se normalizó su mano, le dijo al que se la había traído: “Llévatela, ella no es una persona cualquiera”, además ordenó que se le diera una esclava, Hayar (Agar) la paz sea con ella y le permitió que saliera de Egipto segura y tranquila.
Ibrahim regresó con su esposa, su esclava y su primo, la paz sea con ellos, nuevamente a Palestina. En el camino, su primo Lut, la paz sea con él, se dirigió hacia Sodoma y Gomorra, porque fue enviado por Al-lah a esa gente para llamarlos a que adorasen únicamente a Al-lah y a que dejaran la inmoralidad de su comportamiento.
Los años fueron pasando y Sara e Ibrahim, la paz sea con ellos, no podían tener hijos. En una ocasión en la que Hayar, la paz sea con ella, estaba sirviéndole agua, Sara, la paz sea con ella, la miró profundamente y pensó que era una buena mujer para que se casara con su esposo, y así permitirle a él tener hijos. Pero la incertidumbre se apoderó de ella haciéndola desistir del plan, porque pensaba que Ibrahim, la paz sea con él, la descuidaría al casarse con Hayar, la paz sea con ella, sin embargo, luego de unos días, la razón misma le confortó y pensó: “Ibrahim es un hombre creyente y justo, jamás haría nada de lo que he pensado”.
Así que Ibrahim se casó con Hayar (Agar), la paz sea con ella. Cuando Sara, la paz sea con ella, vio que Hayar, la paz sea con ella, quedó embarazada, sintió celos, y cuando dio a luz a Ismai’l (Ismael), la paz sea con él, Sara le pidió a Ibrahim que los alejara de su casa. Ibrahim lo hizo, no porque su esposa Sara se lo hubiese pedido, sino porque Al-lah mismo lo Había decretado mucho antes y se lo Ordenó. Así, Ibrahim, la paz sea con él, los llevó al valle donde hoy en día es La Meca, confiándolos, a ella y a su hijo, a Al-lah, haciendo la plegaría que Al-lah perpetuó en el Corán (lo cual se interpreta así en español): {¡Oh, Señor nuestro! Por cierto que yo he establecido parte de mi descendencia en un valle árido de poca vegetación [La Meca] junto a Tu Casa Sagrada para que ¡Oh, Señor nuestro! practiquen la oración. Infunde en los corazones de los hombres amor por ellos, y susténtalos con frutos para que sean agradecidos} [Corán: 14: 37]
Los milagros en la casa de Sara continuaron, una vez llegaron unos visitantes, Ibrahim, la paz sea con él, pidió a su mujer que sacrificara un ternero y lo prepara para la cena. La mesa se sirvió y cuando los invitados quisieron tomar la comida, sus manos la traspasaban, es decir no comían porque eran Ángeles quienes le informaron que iban de paso hacia el pueblo de Lut, la paz sea con él, Dice Al-lah en el Corán (lo que se interpreta en español así): {Y por cierto que Nuestros [Ángeles] enviados se presentaron ante Ibrahim para albriciarle [el nacimiento de su hijo Isaac y anunciarle la destrucción del pueblo de Lot]. Dijeron: ¡La paz sea contigo! Respondió [Ibrahim]: ¡Y con vosotros! Y no tardó en traer un ternero asado. Y cuando observó que sus manos no lo tocaban [al ternero] sospechó de ellos y sintió temor, entonces dijeron: No temas, en verdad nosotros fuimos enviados al pueblo de Lot.} [Corán, 11: 69-70], y: {Pero cuando se disipó el temor de Ibrahim, y fue albriciado, quiso interceder a favor del pueblo de Lot} [Corán, 11: 78]
Los Ángeles no solo informaron a Ibrahim, la paz sea con él, de su misión, además, le anunciaron la buena nueva de que su esposa Sara, la paz sea con ella, quedaría en cinta, y que daría a luz a un bebe al que llamarían Is-haq (Isaac) la paz sea con él, que a su vez sería padre de otro que se llamaría Ia’qub (Jacob). Sara al escuchar estas palabras se sorprendió, y dijo lo que Al-lah Menciona en el Corán (que se interpreta así en español): {Y exclamó: ¡Cómo es posible! ¿Cómo he de concebir ahora que mi marido y yo somos ancianos? En verdad esto es algo asombroso. Le dijeron [los Ángeles]: ¿Acaso te asombras del designio de Al-lah? ¡Qué la misericordia de Al-lah y Sus bendiciones sean sobre vosotros, oh familiares de Ibrahim! En verdad, Él es Loable, Glorioso} [Corán, 11: 72-73]
Así quedo Sara embarazada y dio a luz a Is-haq, la paz de Al-lah sea con ellos. De Is-haq, la paz sea con él, descienden los hijos de Israel.
Esta es Sara, la paz sea con ella, en pocas palabras, la primera persona que creyó en Ibrahim, la paz sea con él, cuando la gente de su pueblo le desmintió. Murió a la edad de 127 años.

 

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