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Los beneficios culturales del Hayy

Los beneficios culturales del Hayy

Al mantener el espíritu del Hayy y cumplir su rol de servir a los miembros de la comunidad, nuestra mezquita se ha embarcado, durante los pasados 5 años, en un bendecido programa anual. Cada estación del Hayy enseñamos y entrenamos a quienes irán a Meca como peregrinos en este viaje: el más importante de sus vidas. Ha sido un privilegio para mí dar estas clases.

Hace 2 años, me encontraba discutiendo los versos 27 y 28 de la Surah del Hayy con un nuevo grupo de futuros peregrinos. Estos versos se refieren a un concepto que es considerado un valor agregado y un aspecto complementario de hacer el Hayy: el hecho de que Al-lah Desea que los peregrinos busquen “beneficios, intereses” que van más allá de la ganancia espiritual inmediata.
 
Yo di la explicación tradicional: estos beneficios e intereses son materiales y comerciales en esencia. Entonces, uno de los asistentes me preguntó si esos “beneficios” podrían ser interpretados como algo más que eso. Veamos los dos versos en cuestión, en los cuales el Corán nos dice que Al-lah le pidió al Profeta Abraham, la paz sea con él, que llamara a la gente a realizar el Hayy: {Y [también le Ordenamos:] convoca a los hombres a realizar la peregrinación; vendrán a ti a pie o sobre camellos exhaustos de todo lugar apartado. Para que atestigüen todas las gracias [de la peregrinación], y recuerden el nombre de Al-lah en los días consabidos al sacrificar las reses del ganado que Él les ha proveído…} [Corán 22:27-28]
 
Estos versos nos dicen claramente que algunas personas responderán favorablemente a este llamado y acudirán a la Casa Sagrada de Al-lah para adorarlo, y que además ellos son animados a buscar otros beneficios. Algunos sabios creen que el contexto de los versos sugiere fuertemente que la búsqueda de beneficios es una función obligatoria del viaje que los peregrinos también deben cumplir.
 
Debido a que he tenido la oportunidad de revisar este asunto varias veces, he aprendido que esos beneficios e intereses pueden, y de hecho lo hacen, tomar varias formas. Lo que es más importante, encontré que los mejores de ellos son los que tienen una clara dimensión cultural, cultural en el sentido de respetar la diversidad humana mientras se mantiene la unidad y otros aspectos similares que ayudan al hombre a cumplir su rol como vicerregente y sucesor.
 
No obstante la novedad del término, el uso del “multiculturalismo” es como un valor agregado del que los peregrinos se beneficiarán deliberadamente al expresar la inequívoca realidad del Hayy, que es muy importante para la situación global actual de los musulmanes –sin perder nada de la auténtica y original perspectiva histórica de los antiguos rituales del Hayy–. Es una lástima que los sabios musulmanes de hoy en día no tomen en cuenta este tradicional aspecto del Hayy –como una reunión de creyentes de diferentes culturas juntos, como uno solo– poniendo más énfasis en él. Para la diversidad cultural, y la noción de la cultura en sí, es uno de los conceptos que la gente común hoy en día encuentra relativamente fácil de comprender. Sin embargo, su aclaración inmediatamente llevará a una experiencia mucho mejor del Hayy y eventualmente a una mejor Ummah.
 
Considera esto:
De acuerdo con el aparente y prevalente entendimiento que la mayoría de los musulmanes tienen sobre el Hayy, realizar este antiguo rito es uno de los bien conocidos 5 pilares del Islam, lo que significa que los musulmanes que hacen el Hayy califican para este al cumplir sus dos principales condiciones: disponibilidad económica y voluntad espiritual.
 
Desde una perspectiva cultural, el Hayy revive y cumple otras dos experiencias distintas: 1) la del Profeta Muhammad, sallallahu ‘alaihi wa sallam, que implica pasar de un tradicional y pequeño grupo a la continuidad histórica de la fe de todos los creyentes y participar en el establecimiento de esta sobre la tierra; y 2) la del Profeta Abraham, la paz sea con él, la cual pone énfasis sobre la necesidad individual de plantearse las cuestiones religiosas absolutas como una forma de iytihad, lo que nos acerca a Al-lah dirigiendo nuestras acciones hacia Él. Ambas experiencias, colectiva e individual, se sitúan en el centro del mensaje islámico del Tawhid: la unicidad divina.
 
Uno de los inmediatos y altamente significativos resultados de este acercamiento a la contemplación del valor agregado del peregrinaje, es hacer que los musulmanes busquen y deseen lo que no se puede ver: una cultura de fe, una cultura islámica, que debe ser común e influir en nuestras decisiones como musulmanes. Este es el capital de una economía espiritual que ahora tristemente descansa en un estado de recesión a largo plazo, uno que ha reducido el valor del Hayy a una simple simultaneidad de rituales similares y difícilmente  algo más que eso.
 
Como tal, los musulmanes se encuentran en Meca para el Hayy como una congregación de diferentes grupos que carecen totalmente de armonía y cooperación y no se complementan. Cierto, ellos vienen a adorar al Único Dios, nuestro Creador. Pero esto es la muestra de una forma de fe que tristemente es el reflejo de cómo ellos viven en sus respectivos países: vecinos que están físicamente cerca pero sin una interacción significativa o diálogo afectivo entre ellos.
 
Para resaltar esta marcada deficiencia en nuestra cultura trascendente como peregrinos, como musulmanes, como vivos recordatorios de la creencia en la Unicidad de Dios entre la humanidad, uno aún tiene la esperanza de que esto nos inspire para buscar los dos remedios culturales que nuestro Hayy literalmente nos ayuda a visualizar: traspasar la división de la tribu hacia una servidumbre global a Al-lah, y evolucionar de ciegos seguidores de la muchedumbre a creyentes racionales que brillan en el trabajo creativo y establecen la adoración del único y verdadero Dios.

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