¿Cómo llegamos allí? El avance espiritual sistemático
El objetivo final es reunir todos los componentes internos y externos de la fe de la mejor forma posible, de acuerdo con los medios proporcionados por Al-lah. ¿Cómo podemos avanzar a estados superiores de la fe de manera sistemática? El método profético fue revelado en la descripción dada por el Mensajero de Al-lah, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, de los “aliados” de Al-lah. El Profeta dijo: “Al-lah Todopoderoso dijo: Mi siervo no se acerca a Mí con nada más amado por Mí que los deberes que le he impuesto. Mi siervo continúa acercándose a Mí con buenas obras extra hasta que lo amo. Cuando lo amo, Soy su oído con el que oye, la visión con la que observa, la mano con la que golpea y el pie con el que camina. Si me pidiera algo, de seguro se lo daría. Si me pidiera refugio, con seguridad se lo otorgaría” (Bujari).
Esta narración describe el proceso por el cual la fe es fortalecida y se alcanzan los estados de la excelencia. El lugar correcto para comenzar a mejorar son nuestras obligaciones (al faraid) para con Al-lah y Sus criaturas lo mejor que podamos: oración, caridad, ayuno, realizar la peregrinación del Hayy si es posible, y respetar las limitaciones básicas de las permisiones y prohibiciones (halal y haram). Una vez hemos establecido estas obligaciones (los pilares del Islam), podemos comenzar a agregar buenas obras extra (al nawáfil), que corresponden a las categorías del Fiqh de Sunna y recomendación. De este modo, establecemos buenos hábitos y, lenta pero seguramente, agregamos más buenos hábitos a nuestra rutina.
Muchas veces los compañeros acudían al Profeta, la paz y las bendiciones de Al lah sean con él, y le preguntaban sobre las buenas obras adicionales que podían incorporar a sus vidas diarias. Por ejemplo, Abu Huraira dijo: “Mi querido amigo, el Profeta, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, me aconsejó hacer tres obras, y no las abandonaré jamás hasta que muera: ayunar tres días al mes, realizar la oración de la mañana, y dormir después de realizar la oración del witr” (Bujari).
En otra ocasión, Abu Bakr, que Al-lah esté complacido con él, el primero de los califas rectos, dijo: “Mensajero de Al-lah, ordéname decir algo en las mañanas y en las noches”. El Profeta, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, le dijo: “Di: ‘Al-lah, Conocedor de lo visible y lo oculto, Originador de los cielos y la Tierra, Señor y Dueño de todo cuanto existe, atestiguo que no existe Dios sino solo Tú. Busco refugio en Ti del mal de mi alma y del mal de Satanás y su idolatría’. Di esto en la mañana, en la noche y cuando te acuestes a dormir” (At-Tirmidhi).
En este caso, a Abu Bakr que Al-lah esté complacido con él, se le dio una súplica (du’a) específica para decirla todos los días y noches. La clave para el automejoramiento es elegir un buen hábito (que puede ser tan simple como una súplica extra) y apegarse a él hasta que se convierta en rutina. ‘Aisha describió cómo el Profeta, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, desarrolló sus buenos hábitos consistentes: “Si el Mensajero de Al-lah, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, tomaba una práctica, estaba determinado a realizarla con regularidad. Si se dormía durante su oración nocturna o estaba enfermo, rezaba doce unidades de oración en el día” (Muslim). Entonces, incluso si, por cualquier razón, no podía completar su hábito de la oración nocturna, lo compensaba durante el día.
Cuando un buen hábito está firmemente establecido, uno puede agregar otro pequeño hábito a su práctica. La calidad en la oración o en la caridad es más importante que la cantidad. Es por esto que el Profeta, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, dijo: “Haz las buenas obras solo tanto como puedas, pues las mejores obras son las hechas con regularidad, aunque sean pequeñas” (Ibn Maya). Esta también es la razón por la que el Profeta, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, prescribió varias acciones recomendadas a sus compañeros. Él sabía qué podían hacer, así que no les prescribió la misma rutina a todos los que le preguntaban. Al contrario, desalentó a los musulmanes de adoptar más prácticas de las que podían razonablemente sostener, diciendo: “En verdad, la religión es fácil y nadie se carga a sí mismo en la religión sin que esta lo abrume” (Bujari). Y le dijo a Abdul-lah Ibn Amr: “Abdul-lah, no seas como el hombre que se levanta a orar por la noche, pero luego abandona su oración nocturna” (Bujari). Mediante este método lento pero constante, un creyente se acerca a Al-lah y al estado de excelencia.
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Purificación del alma