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Argumentos engañosos y su aclaración: Él respeto que se le da a la Piedra Negra (parte 2)

Este sentir y creencia la expresó perfectamente el gran sahaba Omar Bin Al Jattab, que Al-lah esté complacido con él, en las palabras que plasmó en su famosa enseñanza cuando estaba a punto de besar la Piedra Negra: “Yo sé que eres un objeto que no me puede beneficiar ni perjudicar, pero te beso, solo porque vi al Mensajero de Al-lah, que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, besarte”. Palabras con las que le aclaró a la gente que estaba con él y las generación venideras (hasta el fin del mundo) que no se trataba de un acto con el que adorara a esa piedra, sino que simplemente lo estaba haciendo porque estaba siguiendo una enseñanza del Profeta de Al-lah, que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él. Por lo tanto, entendemos que esa piedra, como las demás que forman la Ka’ba, no son divinas o sacras, solo que la Piedra Negra tiene un lugar especial, porque Al-lah ordenó que se la besara; si no hubiera sido así, nadie la besaría.

La adoración en el Islam se basa en dos aspectos fundamentales: el primero es el amor y este lleva al segundo, que es sometimiento voluntario y, como es evidente, el besar la Piedra Negra no es un acto de sometimiento hacia ella.

Además, debemos señalar que entre los ritos que se realizan durante el tawaf alrededor de la ka’ba se estableció pasar las manos por la esquina conocida como Ar-Rukun Al Iamani, según lo reportado por ‘Abdul-lah Bin Omar, pese a eso, no se dictaminó que se besara.

Es oportuno mencionar aquí que quien adora algo lo hace porque piensa que es superior y mejor que él, pues un devoto no adora a algo que piensa que es igual que él y mucho menos inferior. Sabemos que en el Islam la dignidad y honorabilidad del creyente está por encima que la de la misma Ka’ba, es más, está por encima del mundo en sí; esto lo encontramos en el hadiz transmitido por ‘Abdul-lah Bin ‘Amr en el que el Profeta dijo: “Que el mundo desaparezca es más aceptable para Al-lah que el asesinato de un creyente” (At-Tirmidhi, An-Nasa’i e Ibn Maya), y de ‘Abdul-lah Bin Omar se registró que dijo sobre la Ka’ba: “Qué grandeza la tuya y que honorabilidad tienes; sin embargo, el musulmán es más noble y digno que tú”. Así que la Shari’a misma establece que el creyente está por encima de la Ka’ba y de sus piedras. Así que no es razonable argumentar que los musulmanes adoran la Piedra Negra.

Por último, debemos anotar que no se registró en la historia que los árabes paganos, que tenían tantos ídolos creados de diferentes materiales, hubiesen adorado la Piedra Negra o la hubieran venerado como si fuera un dios independiente o la hubieran asociado con Al-lah, para ellos era simplemente un objeto que tenía mucho valor, sentimiento que fue heredado de sus ancestros, así que no nos queda más que preguntar retóricamente ¡¿De dónde sacan la idea de que los musulmanes heredaron de la adoración de la Piedra Negra de los árabes paganos?!

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